"PENSAR LA FE EN TIEMPOS DE RED"

E_Spadaro
Jesuit, Director @ La Civiltà Cattolica, Consultor @ 2 Pontifical Councils: Culture & Communications, 
















Durante el Congreso iMisión celebrado en Madrid del 4 al 6 de Abril 2014




 15 abril  (VIDA NUEVA/BV)
 Antonio Spadaro es uno de esos hombres de moda hoy en la Iglesia. Sacerdote jesuita, blogger, escritor, tuitero, profesor, consultor de dos pontificios consejos. También es conocido por su condición de director de la Civiltà Cattolica y porque fue quien entrevistó, para las revistas jesuitas de todo el mundo, al Papa Francisco.

Sin embargo, una de las mayores contribuciones de este estudioso es lo que llama ciberteología, que él mismo define como "pensar la fe en tiempos de la red". Sobre ello acaba de publicar un libro en español y ha hablado, el pasado 5 de abril, en el I Congreso iMisión, donde dejó afirmaciones provocativas para la reflexión: "La red no es un instrumento de evangelización"; "es inútil hacer perfiles de Facebook con fotos de angelitos" o "la lógica del púlpito ya no funciona".

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¿Cuál es el papel de la Iglesia en la Red?
El Evangelio concierne al hombre de hoy, de modo que la Iglesia está llamada a estar allí donde vive. Hoy también está en la red y, por eso, la Iglesia está llamada a habitar en la red; no porque haya que actualizarse, sino porque debe hacerse presente allí donde los hombres viven.
No es entonces un instrumento para evangelizar, sino un ambiente.

Es este un pensamiento que está emergiendo. Basta leer el último mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: la Iglesia ya no usa la palabra instrumento, sino ambiente. La red ya no es simplemente un instrumento; sí un ambiente donde relacionarnos y conocernos. Por eso, estamos llamados a vivir también en Internet.
¿Existen resistencias en la Iglesia?
Las hay, porque se percibe Internet como la radio o la televisión. He comprobado con obispos que, al inicio, sí hay resistencias, pero luego estas se trasforman en entusiasmo. Promover este modo de entender la Red es un desafío interesante y apasionante, porque no hablamos de usar una herramienta; estamos hablando de encarnar la vida cristiana en un ambiente nuevo.
Se suele objetar que la Iglesia se expone demasiado al estar en la Red.
La Iglesia debe estar en la red porque los hombres están ahí. Puedo entender la objeción de que se expone demasiado, pero siempre es mejor tener una presencia a través de la cual contrastar la opinión que ofrecen otros, que no tenerla.
Otra de las tesis que usted sostiene es que en la Red hay que suscitar preguntas más que ofrecer respuestas.
Es otro de los grandes retos. En la actualidad, todo son respuestas; por ejemplo, la publicidad es una respuesta a preguntas que, en ocasiones, ni siquiera nos hemos hecho. Y en esta lógica también ha caído la evangelización, pues acostumbramos a ver el Evangelio como la respuesta a todas las preguntas del hombre; una lógica que convierte el mensaje evangélico en una respuesta más de tantas. Hoy, el gran desafío es mostrar al hombre cómo el Evangelio contiene las grandes preguntas que le conciernen. Esto puede permitir el encuentro con Cristo.
¿Existe el peligro de caer en una especie de marketing eclesial?
Es un riesgo. Por eso, insisto en que no solo hay que dar respuestas, sino también suscitar preguntas. Hay que evitar la lógica de la publicidad, de intentar vender el mejor producto.
También en el continente digital hay excluidos, ¿no?
Ha crecido en los últimos tiempos la conciencia de que la Red debe ser reconocida como un derecho, por ejemplo, para acceder a la información. El acceso a Internet es fundamental y, por ello, se están poniendo en marcha proyectos para que en lugares sin recursos se pueda contar con la tecnología adecuada para ello. En este sentido, también quiero decir que es muy importante que la comunicación se haga eco de las necesidades de los más pobres. Es una responsabilidad ética de los que tienen los medios dar voz a aquellos que no los tienen.
¿Es el Papa un modelo de comunicación?
Llama la atención que una persona de 77 años y sin experiencia tecnológica comunique de un modo adecuado al mundo de hoy. De hecho, es un Papa fácilmente tuiteable y que tiene una relación muy buena con los medios, porque hace llegar el mensaje con gran facilidad. Esto que, sorprende mucho, deriva de su pastoralidad, de su capacidad y del contacto con la gente.

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