CADA DÍA, LA VIDA ENTERA…

 (Para una celebración estival)

LA HORA DE COMER
Primer lector
 “Danos hoy nuestro pan de cada día” (Lc 11,3)
Segunda  lectora
Que hay que reponer las fuerzas. Es un momento especial. Porque tener la mesa bien provista, en este mundo, no está al alcance de todos… por eso mismo, aunque no siempre me doy cuenta, es importante percibir lo que tiene de privilegio, de bendición, de oportunidad. Que sirva para reponer las fuerzas. Para gustar los frutos de la creación. Para comprender, con júbilo, todo lo que me das…
TOMAR UN CAFÉ
Primer lector
“ Ellos insistieron: Quédate con nosotros” (Lc 24,29)
Segunda  lectora
No ha de faltar, cada jornada, un rato para compartirlo
con alguien. Quien dice un café dice un paseo, o al menos un
tiempo para escribirse y estar en contacto. Es la vida misma la que nos hace movernos hacia los otros. Es la vida misma la que nos pide apoyarnos en otras gentes, compartir lágrimas y risas, esfuerzos y proyectos, preguntas y respuestas. Señor, que nunca falten en mi vida los otros. Hoy te pido por ellos, por todos esos otros importantes en mi vida.
UN RATO DE OCIO
Primer lector
“Les dijo: vosotros, venid aparte, a un sitio despoblado, a descansar un rato” (Mc 6,31)
Segunda  lectora
Al ver la tele, o leer una novela, o tocar un rato la guitarra, o escuchar algo de música. Tiempo gastado, tiempo perdido, tiempo aprovechado de otra manera, tiempo descansado en realidad. Tiempo en el que me asomo al talento de otros, a la creatividad humana, a la diversidad y variedad de gentes que imaginan historias… Señor, enséñame a tener
tiempo gratuito en mi vida, de ese en el que pasa todo, y pasas tú por El.
LA HORA DEL EVANGELIO
Primer lector
“Más vale ser humilde de espíritu con los sencillos, que partir el botín con los soberbios” (Prov 16,16)
Segunda  lectora
Todo lo anterior puede ser evangelio… pero también está bien cuando, en mis días, hay un rato para Dios y su mundo. Puede ser unos minutos para la oración, un rato tranquilo en el que me dispongo a sentarme en Tu mesa, al participar en la Eucaristía. Puede ser el tiempo de voluntariado –o de trabajo- en el que comparto un rato con gentes que me recuerdan las bienaventuranzas…. Ellos son los pobres, los rotos de nuestro mundo… LA NOCHE.

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