LO QUE EL ESPÍRITU SANTO HIZO... Y SIGUE HACIENDO

Dios se derrama en cada uno, toca a cada uno, allí donde está su herida, su anhelo más profundo, su nostalgia, su miedo, su sueño

Cambió su corazón. Modeló su corazón según el de Jesús.

Empezaron a realizar sus mismas obras. Curaban, salvaban, abrazaban. Hablaban de Él, eran perseguidos como Él. Se fiaban del Padre como Él. Realmente parecían otros. El Espíritu lo llenó todo.

Dios vuelve hoy a descender. Vuelve a venir. Vuelve a irrumpir en la vida del hombre, porque nos ama. Tanto nos ama Dios que vieney se queda. Se hace carne para caminar a nuestro lado. Ahora en su Espíritu nos sostiene y llena de ardor nuestro corazón a veces muerto.

Me enseña a amar. Me enseña a ser niño. Me empuja como el viento cuando me encierro, cuando me anquiloso o mi barca se encalla en las rocas de mi dureza y mi egoísmo. Dios es el viento de mi vida, que barre lo feo y lo impuro, la envidia, la sensación de tristeza y de víctima. Es la luz que necesito cada día en las encrucijadas. 

Le pido que me llene, que llegue a todos esos rincones de mí donde hay oscuridad, donde hay durezas, donde no está Dios. Le pido que transforme mi corazón según el de Jesús. Que me regale sus sentimientos de hijo, de misericordia, de ternura, de comprensión, de donación. 

Que haga mi vida semejante a la de Jesús. Que sople dentro de mi corazón su aliento cuando me encierre, que me dé vida cuando quiera tirar la toalla, que me dé esperanza cuando llegue a pensar que no merece la pena. 

Aleteia

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