SAN ALFONSO Mª DE LIGORIO


Orar es necesario, orar es fácil, nos dice San Alfonso. Pero, frecuentemente las personas somos infieles para con Dios. Por tanto, también nosotros debemos hacer el esfuerzo de perseverar en la oración. Por ello, esta petición:

“Dios del alma mía,… se que tú me escucharás siempre cuando recurra a ti.
Pero temo olvidarme de orar  por negligencia mía, y que eso sea la causa de perder tu gracia.
Por los méritos de Jesús concédeme la gracia de orar, pero una gracia abundante, que me haga orar siempre y orar como se debe.
¡Oh María, Reina mía!, tú que consigues de Dios cuanto le pides, por el amor que a Jesús profesas, obtenme la gracia de orar, de orar siempre sin fatigarme hasta el momento de la muerte. Amén”. 


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