Tiempo de Cuaresma, Año de la Misericordia



Si este año tenemos una llamada especial a celebrar la misericordia del Señor, ¡cuánto más deberemos acercarnos al manantial de la gracia en este tiempo de Cuaresma! La misericordia de Dios se nos ofrece para sentirnos abrazados por Él, y para convertirnos en mediadores de su ternura, de sus entrañas bondadosas. Una referencia que nos ayudará es el acercamiento a las Escrituras, y un modo de hacerlo es seguir cada día las lecturas que nos ofrece la Liturgia.
¡Cómo sobrecogen las parábolas de misericordia que se proclaman durante la cuarentena prepascual, al verse uno mismo reflejado de manera tan directa en sus relatos! ¡Y cómo uno agradece a Dios su paciencia!
No puedo afirmarlo categóricamente, pero sí existencialmente: se crece en entrañas compasivas en la medida en que se ha sido beneficiario de la compasión del Señor. Resuena la sentencia que Jesús le dice al fariseo, en Betania: “Por eso te digo: sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco” (Lc 7,47).

A la vez, ¡cómo escandaliza la actitud del criado inicuo, a quien se le perdonó todo, y después exigía a su compañero de manera violenta lo poco que le debía: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”! Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquél encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía” (Mt 18, 26-30).

Otro posible apoyo y acompañamiento espiritual es seguir el consejo del papa Francisco, quien nos invita a meditar especialmente las obras de misericordia, tanto las corporales, como las espirituales: “Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina” (MV 15).

Propuestas

Acércate a recibir el abrazo de la misericordia de Dios. 

Toma las lecturas diarias de la Liturgia cuaresmal como acompañamiento.

Practica las obras de misericordia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario