EL MUNDO REZA CON EL PAPA POR LA PAZ


Con gesto preocupado y varios minutos de adelanto, el
Papa Francisco inició las cuatro horas de plegaria por la paz en Siria, Oriente Medio y el mundo poco antes de las siete de la tarde en una plaza de San Pedro desbordante de fieles.

Se notaba su impaciencia por acercarse a la imagen de la Virgen «Salvación del Pueblo Romano» en cuanto un piquete de la Guardia Suiza la entronizó junto al altar. Poco antes se había desplazado en un viejo automóvil Renault 4L (el popular «cuatro latas») hasta una de las puertas del Vaticano para saludar a los fieles que confluían al atardecer en la plaza de San Pedro.

Los líderes islámicos y de otras religiones ocupaban la primera fila entre los invitados a un encuentro al que asistieron también muchos no creyentes, ya que el Papa había convocado al ayuno y la plegaria «también a los hermanos y hermanas que no creen, pues la paz es un bien de toda la humanidad».

Los ayudantes de la ceremonia eran precisamente sacerdotes y seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano. Rezaban para que su país sea un agente de paz, y no de guerra.

La plegaria era mundial, pues se habían unido cristianos de todos los continentes en santuarios, iglesias y en sus casas, mientras millones de personas la seguían en directo por televisión e Internet.

La primera hora, abierta con el himno «Veni Creátor» al Espíritu Santo, fue dedicada al rezo del Santo Rosario, con interludios musicales y la lectura de algunos párrafos de Teresa de Lisieux antes de cada misterio, que terminaba con la invocación «Reina de la Paz, ruega por nosotros».


«Ser guardianes los unos de los otros»

¿Cómo hemos llegado a esta situación de violencia? Según el Papa, «Cuando el hombre se deja fascinar por los ídolos del dominio y del poder, cuando se pone en lugar de Dios, entonces altera todas las relaciones, arruina todo, y abre la puerta a la violencia».

Cuando el corazón se pervierte, se repite el drama de Caín, y el hombre «llega incluso a levantar la mano contra el hermano para matarlo». El Papa dirigió a cada uno la pregunta de Dios a Caín: «¿Dónde está Abel, tu hermano?». Y recordó a todos que «Sí, tú eres el guardián de tu hermano. Ser persona humana significa ser guardianes los unos de nosotros», especialmente cuando la guerra en Siria supera ya los 110.000 muertos y los seis millones de desplazados y refugiados.

Sin mencionar a ningún país, el Papa denunció que «hemos perfeccionado nuestras armas, pero nuestra conciencia se ha adormecido. Como si fuese algo normal, seguimos sembrando destrucción, dolor y muerte».
«La guerra trae sólo la muerte»

Con gran energía advirtió que «la violencia, la guerra, traen sólo la muerte», por lo que, dirigiéndose a cada uno personalmente, dijo: «vence tus razones de muerte y ábrete al dialogo, a la reconciliación; mira el dolor de tu hermano y no añadas más dolor, detén tu mano».

Su mensaje era claro, y lo remachó gritando: «¡Que se acabe el estruendo de las armas! La guerra es siempre una derrota para la humanidad». Recordó también una frase de Pablo VI en 1976: «La Paz se afianza solamente con la paz».

ABC.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario