EL PAPA PIDE EVITAR LOS CONFLICTOS ENTRE LOS PUEBLOS


Siria, "la amada y maltratada Siria", fue protagonista del mensaje de Pascua del Papa Francisco. Sus palabras previas a la bendición Urbi et Orbi contaron, también, con una frase improvisada, haciendo referencia al "último innoble ataque a los prófugos que huían (en Alepo), que ha provocado numerosos muertos y heridos".

"Pido a los representantes de las naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y de acabar con el tráfico de armas", clamó el Papa desde el balcón central de la plaza de San Pedro, el mismo desde el que, hace ahora cuatro años, salía para pedir la bendición de los fieles tras ser elegido Papa.

La lluvia matinal dejó paso a un mediodía soleado. Antes de subir al balcón, Francisco se dirigió en jeep descubierto, saludando a los fieles, hasta regresar a la logia. Desde allí, escuchó a la banda del Vaticano entonar el himno italiano, mientas que la italiana hacía lo propio con el himno de la Santa Sede.

En su mensaje, en italiano (las bendiciones plurilingües ya quedaron atrás), Francisco comenzó anunciando que "era verdad, ha resucitado el Señor, como había dicho", y explicó cómo, "con la resurrección, Jesucristo nos ha liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte y nos ha abierto el camino a la vida eterna".

El "pastor resucitado", que no se cansa de buscar a las ovejas repartidas por el mundo, "toma sobre sus hombros a tantos hermanos nuestros oprimidos por tantas clases de mal". Y en este punto, el Papa hizo un repaso a aquellos "laberintos de la soledad y de la marginación".


Y es que Jesús Resucitado "se hace cargo de cuantos son víctimas de antiguas y nuevas esclavitudes: trabajos inhumanos, tráficos ilícitos, explotación y discriminación, graves dependencias". También, "de los niños y de los adolescentes que son privados de su serenidad para ser explotados, y de quien tiene el corazón herido por las violencias que padece dentro de los muros de su propia casa".

Cristo vivo "se hace compañero de camino de quienes se ven obligados a dejar la propia tierra a causa de los conflictos armados, de los ataques terroristas, de las carestías, de los regímenes opresivos. A estos emigrantes forzosos, les ayuda a que encuentren en todas partes hermanos, que compartan con ellos el pan y la esperanza en el camino común", subrayó Francisco, quien pidió a Jesús que "guíe los pasos de quien busca la justicia y la paz; y done a los representantes de las Naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y de acabar con el tráfico de las armas".

"Que en estos tiempos el Señor sostenga en modo particular los esfuerzos de cuantos trabajan activamente para llevar alivio y consuelo a la población civil de Siria, víctima de una guerra que no cesa de sembrar horror y muerte. Que conceda la paz a todo el Oriente Medio, especialmente a Tierra Santa, como también a Irak y a Yemen.

Que los pueblos de Sudán del Sur, de Somalia y de la República Democrática del Congo, que padecen conflictos sin fin, agravados por la terrible carestía que está castigando algunas regiones de África, sientan siempre la cercanía del Buen Pastor".


También recordó Bergoglio a su amada América Latina, clamando por "el bien común de las sociedades, tantas veces marcadas por tensiones políticas y sociales, que en algunos casos son sofocadas con la violencia". "Que se construyan puentes de diálogo, perseverando en la lucha contra la plaga de la corrupción y en la búsqueda de válidas soluciones pacíficas ante las controversias, para el progreso y la consolidación de las instituciones democráticas, en el pleno respeto del estado de derecho" incidió.

No olvidó el Papa a Ucrania, "todavía afligida por un sangriento conflicto, para que vuelva a encontrar la concordia y acompañe las iniciativas promovidas para aliviar los dramas de quienes sufren las consecuencias". Y pidió por toda Europa, especialmente por los jóvenes sin trabajo.



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