MONASTERIO DE SOBRADO DOS MONXES, LA CORUÑA.



Orar es ponerte en el terreno de Dios
También habla sobre la oración. "La oración no es traer a Dios a tu terreno, sino ponerte en el terreno de Dios", explica a los que rezan pidiendo cosas que no ven cumplirse.

"El fin del monje es tener un corazón puro: un corazón despojado de ideologías, generoso, benevolente..., todo lo contrario de lo que habitualmente vemos. Pero los frutos de la oración se lo dejamos a Dios, que los utilice como quiera". 

La vida monótona es feliz
Explica además que los horarios estables de la vida de monje ayudan a la felicidad. "Nuestra vida es monótona, todos los días hacemos lo mismo, el ora et labora, pero la monotonía nos sirve para tener un corazón festivo. Si hay que buscar algo externo para pasarlo bien dependo de eso externo. La monotonía la utilizo como un medio para ahondar en mi propio ser y no depender de las cosas externas, así la fiesta nace de dentro", afirma. 

La comunidad tiene actualmente 20 hermanos. Para ser prior hay que tener al menos 35 años y llevar 7 de monje. "Yo voy por mi tercera legislatura, que son de seis años", explica. 

Cuando le preguntan por "su proyecto futuro", responde: "Ahí está el cementerio, yo me enterraré ahí. Llevo 36 años en el monasterio, aquí he vivido mis ciclos vitales, mis crisis... he pensado en vivir en familia... Hay un apotegma de los padres del desierto. Le preguntan a un monje: «Maestro, ¿qué es un monje?», y le responde: «Monje es aquel que cada día se pregunta qué es ser monje». El monje que dice «he llegado», pues fatal, nunca llegas".

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