... Y MÁS AMOR


El  domingo 19 de noviembre la Iglesia celebra la primera "Jornada mundial de los pobres". Una invitación que el papa dirige a toda la Iglesia, así como a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para que escuchen el grito de ayuda de los pobres.


Esta Jornada, que se celebra con el lema «No amemos de palabra sino con obras», nació hace un año. El 13 de noviembre de 2016 se cerraron en todo el mundo las "Puertas de la misericordia" y en la basílica de San Pedro se celebró el jubileo dedicado a todas las personas marginadas. Al finalizar la homilía, el papa manifestó su deseo: "Quisiera que hoy fuera la «Jornada de los pobres»".

El papa ha escrito un mensaje para la ocasión, en el que afirma: "«Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras» (1Jn 3,18). Estas palabras del apóstol Juan expresan un imperativo que ningún cristiano puede ignorar. [...] El amor no admite excusas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres".

Pueden leer el mensaje entero en la página web del Vaticano, en este enlace.




Oración 

Te damos gracias, Señor, porque en tu Hijo hecho hombre has querido compartir tu amor con cada hombre y mujer.

Con la misericordia que brota del corazón de la Trinidad, pon en movimiento nuestras vidas, para que sean ricas de obras de misericordia y compasión hacia los hermanos y hermanas que se encuentran en necesidad.

Haz que la Iglesia sea todavía capaz de compartir, como las primeras comunidades cristianas: capaz de reconocer en el rostro de los hermanos y hermanas más débiles el rostro de tu Hijo crucificado y resucitado, capaz de partir el pan y el tiempo con cuantos tienden sus manos reclamando nuestra solidaridad.

Te lo pedimos por María, Estrella de la nueva evangelización, la que nunca pidió nada para sí, sino que acogió tu Don y dio a los hermanos, hechos hijos tuyos, tu bendición. Amén.


Letanía

Lector: Señor, el Amor es paciente,
Todos: danos la paciencia que sabe afrontar el día a día.

Lector: Señor, el Amor es benigno,
Todos: ayúdanos a querer siempre primero el bien del hermano.

Lector: Señor, el Amor no tiene envidia,
Todos: enséñanos a alegrarnos con cada logro suyo.

Lector: Señor, el Amor no presume,
Todos: ayúdanos a no echarle en cara cuanto hacemos por él.

Lector: Señor, el Amor no se engríe,
Todos: concédenos el valor de decir: “me he equivocado”.

Lector: Señor, el Amor no falta al respeto,

Todos: haz que podamos ver tu rostro en el suyo.

Lector: Señor, el Amor no busca su propio interés,
Todos: infunde en nuestra vida el soplo de la gratuidad.

Lector: Señor, el Amor no se irrita,
Todos: aleja de nosotros los gestos y palabras que hieren.

Lector: Señor, el Amor no tiene en cuenta el mal recibido,
Todos: reconcílianos en el perdón que sabe olvidar los errores.

Lector: Señor, el Amor no se goza en la injusticia,
Todos: abre nuestro corazón a las necesidades del prójimo.

Lector: Señor, el Amor se complace en la verdad,
Todos: ayúdanos a cubrir de amor los días que trascurrimos juntos.

Lector: Señor, el Amor todo lo cree,
Todos: ayúdanos a creer que el Amor mueve montañas.

Lector: Señor, el Amor todo lo espera,
Todos: ayúdanos a esperar en el Amor, más allá de toda esperanza.


Oración

Señor, enséñanos a no amarnos a nosotros mismos, a no amar solamente a nuestros amigos, a no amar solamente a aquellos que nos aman.

Enséñanos a pensar en los otros y amar, sobre todo, a aquellos a quienes nadie ama.

Señor, haznos sufrir el sufrimiento de los demás. Concédenos la gracia de comprender que mientras nosotros vivimos una vida demasiado feliz y protegida por ti, hay millones de seres humanos que son también tus hijos y hermanos nuestros, que mueren de hambre sin haber merecido morir de hambre, que mueren de frío sin haber merecido morir de frío.

Señor, ten piedad de todos los pobres del mundo. No permitas que vivamos felices en solitario. Haznos sentir la angustia de la miseria universal y líbranos de nuestro egoísmo. Amén.


Súplica

Lector: Dirijamos al Señor un grito de súplica, invocando piedad y misericordia para todos los que sufren. A cada invocación, responderemos diciendo: Señor, ten piedad.
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por el dolor, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por la marginación, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por por el abuso de poder, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por la violencia, te imploramos.
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por las torturas, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por el encarcelamiento, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por la guerra, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por la privación de la libertad, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados en su dignidad, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por la ignorancia, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por el analfabetismo, te imploramos.
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por la emergencia sanitaria, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por la falta de trabajo, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por la trata y las esclavitudes, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por el exilio, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por la miseria, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros marcados por la migración forzada, te
imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros de mujeres, hombres y niños explotados para
viles intereses, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros atropellados por las lógicas perversas del poder, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

Lector: Por los rostros atropellados por las lógicas perversas del dinero, te imploramos. 
Todos: Señor, ten piedad.

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