FELIZ PASCUA


REZANDO VOY, S.J. 1 de abril 2018


SEÑOR DE LA VIDA

PREGÓN

VIÓ Y CREYÓ - Pascua de Resurrección, Ciclo B

¡ FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!



¡Feliz Pascua de Resurrección! ¡Que se ha terminado el morado, que pasamos al blanco! Así como lo oyes: ¡Este es el día en que actuó el Señor! (Salmo 117), ¡Cristo ha resucitado, resucitemos con Él! O dicho con la voz del refranero: ¡A la tercera va la vencida! Y es tan grande lo que celebramos que el Resucitado me deja #enblanco.

Así es la Pascua: 50 días como si fueran uno solo, ¡como si fuera hoy! Y los 50 días van a estar #enblanco.

#enblanco para celebrar quel Bien siempre es mayor que el mal que nos rodea, que el Amor es más fuerte que la muerte, que la Vida siempre -misteriosamente- vence. Puede que no venza a la primera, ni a la segunda… pero ¡a la tercera va la vencida!. Dios, que es la Vida, vence.

Lo nuestro, solamente, es ponernos a tiro de esa Vida, porque a cada uno nos llega en nuestro momento: María resucita con Él, Juan resucita con Él, Pedro resucita con Él. No queramos resucitar sin vencer, sin ser nosotros mismos con Él. No queramos llegar a la Vida sin esperar… uno, dos, tres… Es la paciencia confiada de quien no abandona la cruz –ni propia ni ajena- ni se aleja de ningún sepulcro porque sabe que esta vida merece la pena. ES dejar que Dios nos convierta en gente de blanco, nos regale una vida #enblanco, que es la mejor manera de ser cauce para que brillen todos los colores del mundo.

Somos soldados derrotados de una causa invencible (Pedro Casaldáliga). Pero Él vence, a su estilo… para que nosotros seamos de los suyos y vivamos a su modo. Y eso nos da la vida. ¡Feliz Pascua! ¡Por una Pascua #enblanco!

TÚ QUE ME MIRAS CON BUENOS OJOS: LA GENTE DE LA PASCUA

ESPACIO DEL SILENCIO Y DE LA ESPERA


Resultado de imagen de sepulcro de jesús en reflejos de luz
“Lo descolgó, lo envolvió en una sábana y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca…” 

El espacio del silencio y de la espera. En el que parece que nada ocurre, (pero algo está germinando). El lugar del cansancio y cierta rendición. De una quietud callada. Hay muchos espacios en nuestro mundo que se asemejan a este. Muchos lugares donde parece que se palpa la derrota… Pues bien, ese sepulcro en el que yace la Vida a punto de estallar, en el que la Palabra espera para volver a ser proclamada con estruendo, es hoy icono de esperanza para todas esas realidades vencidas y atravesadas, que siguen esperando que se haga la luz.

Pastoralsj

SÁBADO SANTO

Resultado de imagen de jesús crucificado


Sábado Santo son todas las horas de vacío; Sábado Santo son todos los silencios de un Dios que parece estar ausente, es Sábado Santo cada día, si nuestra vida se ha ido poco a poco vaciando de sentido.

“Estaban de pie junto a la cruz de Jesús su Madre, María la de Cleofás hermana de su madre, y María Magdalena.” 

Podemos vivir nuestro dolor como participación en el dolor de Cristo y del mundo, como solidaridad íntima y patente con los olvidados, excluidos y acallados.

Acompañar el dolor propio es dejarse acompañar por Dios. Acompañar el dolor ajeno significa que no siempre tenemos la receta o la solución a los problemas del otro, pero podemos ofrecer una escucha respetuosa y cercana.


En esta mañana de Sábado Santo, los gestos de María nos hablan de un servicio auténtico, de ese servicio que no espera recompensa… que solo sabe entregarse plena y gratuitamente. El servicio es más verdadero si es constante. El servicio conforma nuestro corazón.

CVXValladolid

JUNTO A LA CRUZ ESTABA MARÍA

FOTO


“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa” (Jn 19,25-27).

María despliega lo mejor de su ser de mujer estando cerca de Jesús crucificado. María, como tantos, se pone en lugar del que sufre. Jesús es la cruz de su cruz. María, estando junto a la cruz, oye la palabra de amor más fascinante que se ha dicho en la historia y se le hace grande el corazón, le nace una vocación de maternidad para toda la Iglesia. Junto a la cruz empiezan a asomar las señales de la vida. La casa del discípulo, la Iglesia, se hace casa de acogida y de comunión. Allí es acogida María, allí están todos los que se ponen junto a la cruz y, por eso, son presencia comprometida de Dios con el mundo.

“La nueva maternidad de María, engendrada por la fe, es el fruto del nuevo amor, que maduró en ella definitivamente junto a la Cruz por medio de su participación en el amor redentor del Hijo” (RM, 23). “En la Cruz, María se convirtió también en Madre de la Iglesia, indicando a todos el camino que conduce al Hijo."
Cipe

MARÍA, MADRE DEL DOLOR

JESÚS CRUCIFICADO

Resultado de imagen de jesús crucificado

Muerto en el yeso muerto, hablas, vivo, y convocas nuestras vidas, Señor Crucificado. Entre el cielo y la tierra, distendido, Tú reinas, bajando en un abrazo sobre todo castigo, echado en un lamento contra toda esperanza, volando en la victoria conquistada en la muerte. Guitarra, tus costillas, grito y canto. Manos y pies, clavados y en camino. Caída, en alta dádiva, la fraterna cabeza. Amor inapelable, más fuerte que la muerte. ¡Jesús Crucificado! 

Pedro  Casaldáliga

DAME FE, SEÑOR

Resultado de imagen de imágenes de luz en reflejos de luz

Señor, enséñame a esperar.
A creer en las promesas, en
tus promesas. Enséñame a
sentir que, aunque no lo
vea, la losa que cubre
tantas realidades está a
punto de romperse. Dame
fe, Señor

REZANDO VOY SJ, Día 30 de marzo


"A TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU"

ORAR CON MARÍA

FOTO



María es la mujer de la esperanza. Todo su ser se abrió a la acción de Dios. José es invitado a pasar del temor a la esperanza. Más allá de la muerte, María espera en la actuación de Dios. Mientras llega la luz, se mantiene como centinela aguardando la aurora. La esperanza alcanza todas las rendijas del corazón de María, donde han penetrado la pena y la tristeza. Ahí, en su fondo, el gozo empieza su camino para terminar explotando con un Aleluya gozoso que se oirá en toda la humanidad.

María profundizó cada día de su vida el profundo sentido de la Pasión de Cristo. Preparó su corazón y su alma en el desierto de la Pascua. Fue fiel a su compromiso con el Padre. Fue auténtica en su ofrecimiento de las ofrendas de su vida. Y eso le permitió entrar más a fondo en los sufrimientos de Cristo.

Eso es lo que deseo hacer yo en estos días santos. Tener la actitud de María, responder con mi «Amén» a la voluntad del Padre, transformar con mis silencios los «Hágase» para Dios en mi vida, aferrarme con paz y serenidad a los planes que Él me tiene encomendados, crecer en la fe para no caer en el desaliento ni en la  frustración, darle sentido con mi oración callada a la vida, responder a los interrogantes que se me plantean con un total abandono. En definitiva, como María, que nada perturbe mi fidelidad a Cristo, mi unión con Jesús en el siempre difícil camino de cruz. No hay santidad sin prueba. No hay amor sin fidelidad. No hay entrega sin voluntad. Y en esto María es el espejo en quien mirarme en esta santa Cuaresma.

Cipecar



















¡CRISTO NOS AMÓ Y SE ENTREGÓ POR NOSOTROS!

FOTO

"NOS AMÓ HASTA EL EXTREMO"

El por qué de la pasión de Cristo hay que buscarlo en la raíz del amor totalmente gratuito de Dios a la humanidad.

¡Tanto amó Dios al mundo que entregó al Hijo por nosotros! Jesús es la Palabra que nos dice Dios en lo más profundo de nuestra condición humana.

Se identifica con nuestra realidad llevando el amor hasta las últimas consecuencias. Su entrega total en la cruz nos invita a mirarle, a permanecer en él, a contemplar su gloria crucificada.


Las señales de su amor han llegado a la Trinidad y desde ahí nos interpelan: Pueblo mío, ¿qué más podía hacer por ti que aún no haya hecho? ¡Respóndeme!
¡“Nosotros hemos creído en el amor que Dios nos tiene”! ¿Creemos de verdad? ¿Nuestra fe es lo suficientemente audaz, valiente, enamorada como para fiarse y gozar de tal amor?

Nuestro mundo, harto de traiciones, decepciones, herido su raíz más vital está necesitado que se le proclame el Evangelio del amor de Dios en Jesús con palabras y gestos de amor y perdón. 

Cipe   

SI EL GRANO DE TRIGO NO CAE EN TIERRA...


Pocas frases tan desafiantes y provocativas, como las que escuchamos en el Evangelio: "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto."

El pensamiento de Jesús es claro. No se puede engendrar vida sin dar la propia. No se puede hacer vivir a los demás si uno no está dispuesto a "des-vivirse" por los otros. La vida es fruto del amor, y brota en la medida en que sabemos entregarnos.

¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?

FOTO

Se ha hecho famosa la pregunta "¿Cómo se puede hablar de Dios viendo el sufrimiento de los inocentes?"
En la noche se oyen gritos a Dios, que no parecen siquiera oración. "¿Por qué me has abandonado?", es uno de ellos.
Los ha pronunciado mucha gente en momentos difíciles. Los pronuncia el salmista con unas imágenes vivísimas, con insistentes gritos de auxilio, con una creciente esperanza. Los pronunció Jesús en la agonía de la Cruz.


Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
"Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere."
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.
Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel.


. Vive con Dios los momentos oscuros de tu vida, también los momentos en que sientes que todos te abandonan y que también Dios calla.

. Usa tu garganta para gritarle a Dios las situaciones de noche que vive nuestro mundo.
Termina tu oración con la alabanza de quien espera y sabe que Dios va con el que sufre y está a oscuras.

. "Padre, me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí" (Foucauld).


Es importante que vayamos por la vida sin ocultar nuestra condición de hombres y mujeres débiles, que sienten el dolor y la injusticia.
Pero es también mucho más importante, para nosotros y para los demás, que dejemos entrever en medio de la noche la luz de la fe, la que el Espíritu mantiene siempre viva en el corazón.
Cipe

POSTRADO ANTE LA CRUZ...

JUNTO A LA CRUZ ESTABA SU MADRE


"Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego, dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa"

Si María estaba "junto a la cruz de Jesús" en el Calvario, eso quiere decir que estaba en Jerusalén aquellos días; y si estaba en Jerusalén, eso quiere decir que lo presenció todo. A ella pueden aplicársele muy bien las palabras que pronunciaba la hija de Sión en su angustia: "Vosotros, los que pasáis por el camino, mirad, fijaos: ¿Hay dolor como mi dolor?" (Lm 1,12).

Pero a María se le pidió algo más difícil: que perdonase a los que mataban a su Hijo. Cuando oyó a su Hijo decir: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Le 23,34), María comprendió enseguida lo que el Padre esperaba también de ella: que dijese también en su corazón esas mismas palabras: "Padre, perdónalos..." Y las dijo, y perdonó.

Un salmo que la liturgia aplica a María dice: "Todos han nacido allí... Se dirá de Sión: ‘Uno por uno todos han nacido en ella...’ El Señor escribirá en el registro de los pueblos: ‘Éste ha nacido allí"’ (Sal 87,2ss). Es verdad: todos hemos nacido allí; se dirá de María, la nueva Sión: Uno por uno todos han nacido en ella. En el libro de Dios está escrito, de mí, de ti, de todos y cada uno, incluso de los que todavía no lo saben: "¡Este ha nacido allí!"

Mercaba


DIME CÓMO SER PAN

JESÚS ENTREGA SU VIDA



Enséñanos, Jesús, a amar la vida entregándola como tú.
Cipe

DURANTE LA CENA LES ANUNCIA LO QUE PASARÁ



Aunque Jesucristo ve que el conflicto que lo enfrenta con los poderosos de su tiempo tendrá graves consecuencias, sabe que está cumpliendo la voluntad de Dios Padre y de todas maneras decide celebrar con sus amigos la cena pascual.
Antes de empezar a cenar, Jesús lava los pies a sus discípulos, un gesto con el que les hace ver que hay que estar al servicio de los demás como lo está Él.
Durante la cena les anuncia lo que pasará: será traicionado por uno de ellos (Judas Iscariote), todos lo abandonarán e incluso Pedro negará ser su discípulo.
Para los cristianos de todos los tiempos, esta cena pascual de Jesús con sus discípulos -la Última Cena- es recordada sobre todo porque, en ella, Jesús:
-Confía a los discípulos el mandamiento nuevo, el mandamiento del amor.
-Les promete que, a pesar de todo, seguirá entre ellos a través de la Eucaristía.

R de luz

MEDITACIÓN PARA EL JUEVES SANTO

EL TRIUNFO DEL AMOR




Hoy entramos en la Pasión. Entramos en lo más hondo del misterio del hombre. Pero no sólo porque entremos en el misterio del dolor y de la muerte. Misterio, en cristiano, no quiere decir desasosiego y negrura, sino un desbordar inabarcable de realidad y de luz.
Ciertamente, el dolor y la muerte ponen de manifiesto una esclavitud radical, un límite imposible de sobrepasar. Es un límite que lo cuestiona todo, al que es imposible mirar de frente sin que el corazón se llene de preguntas. Incluso cuando no se piensa en él, su horizonte está siempre ahí: también, si el hombre conserva su razón, en el éxtasis del amor, del hallazgo de la verdad o del encuentro con la belleza.
El dolor, físico o moral, quiebra el lenguaje y hace callar la palabra. Si es lo suficientemente intenso, rompe toda comunicación. Sólo el grito, o el quejido, o el silencio, son adecuados a su herida. Ya veces sólo la caricia puede expresar todavía un deseo de compañía, dolorosamente consciente de su impotencia. Porque en esa caricia puede estar todo el amor del mundo –y todo el amor del mundo es lo que más se necesita en esos momentos–, pero todo el amor del mundo no es capaz de acompañar realmente, o de devolver la vida o la salud.
Esa soledad tiene que ver con la herencia del pecado, con un mundo que ya no es percibido como signo de la luz y del amor de Dios. Aunque no todos los hombres conozcan una muerte como la de Cristo, la Pasión, como peripecia humana, es en cierto modo la historia de todo hombre. Es igual a la historia de millones de hombres. Y es inevitable. Por ese lado, no habría nada que celebrar. Pero en ese mundo, opaco y duro, ha entrado libremente Jesucristo. Y ha entrado hasta la soledad del sufrimiento, hasta la traición y el abandono de los amigos, hasta el juicio con testigos falsos, la condena y el suplicio injustos, la fiebre de la tortura y el frío de la muerte. Así consumó la Encarnación, abrazando hasta el final la condición humana, sin condiciones y sin límites.
Desde el abrazo de Cristo, lo más hondo del misterio del hombre ya no es su muerte. El hombre ya no está sólo en ella. Como ese abrazo es el del Hijo de Dios, la cruz ha roto las cadenas de nuestra soledad, y ha destruido el poderío de la muerte. Por ese abrazo, desde Cristo, la pasión del hombre viene a ser también la pasión de Dios, el Inmortal, el Invencible. Ahí Dios se revela como el Dios verdaderamente más grande, como Aquel mayor que el cual nada puede pensarse. La entrada en Jerusalén fue una entrada triunfal no sólo porque las masas, al igual que cada uno de nosotros y casi por definición, son volubles, manipulables, arbitrarias. La entrada en Jerusalén fue triunfal también porque desde aquella Pasión del Hijo de Dios, la pasión del hombre ya no es la hora de la derrota, sino la hora paradójica y misteriosa del triunfo: el triunfo del amor infinito de Dios sobre el infierno y la soledad del hombre.
Reflejos de Luz