DISCÍPULOS DE JESÚS COMPASIVO Y MISERICORDIOSO


En la fiesta del Corpus Christi celebramos el amor de Dios que, en el sacramento de la Eucaristía, nos ha revelado la plenitud de su amor compasivo. Con Él nos alimentamos sentándonos a la mesa con los hermanos para hacernos uno comiendo del mismo pan. Con Él nos identificamos haciendo nuestro su proyecto salvador: El proyecto de una cultura de la compasión y de la vida entregada en el servicio.

En la raíz de toda la vida y actividad de Jesús está su amor compasivo. Se acerca a los que sufren, alivia su dolor, toca a los leprosos, libera a los poseídos por el mal, los rescata de la marginación y los devuelve a la convivencia. Entre los que siguen a Jesús están los desposeídos que no tienen lo necesario para vivir: vagabundos sin techo, mendigos que andan de pueblo en pueblo, jornaleros sin trabajo o con contratos precarios, arrendatarios explotados, viudas sin rentas mínimas ni seguros sociales, mujeres obligadas a ejercer la prostitución. Son los excluidos, los vulnerables, los descartados de ayer… y los de hoy.

Por eso nosotros, ante Jesús-Eucaristía, queremos renovar nuestra unión con Él y nuestro seguimiento y lo hacemos manteniendo vivo su proyecto compasivo, como nos pide el papa Francisco: «En este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales, que con frecuencia el mundo moderno dramáticamente crea. ¡Cuántas situaciones de precariedad y sufrimiento existen en el mundo hoy! Cuántas heridas sellan la carne de muchos que no tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indiferencia de los pueblos ricos».

Cipecar

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