ERES MI TIMÓN


 

LUNES, 30 de noviembre de 2020 "Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz del Señor"


 

Evangelio de San Mateo 8,5-11

PREGON DE ADVIENTO

 


Os anuncio que comienza el Adviento.
Alzad la vista, restregaos los ojos, otead el horizonte.
Daos cuenta del momento. Aguzad el oído.
Captad los gritos y susurros, el viento, la vida...

Hombre de hoy,
¿Dónde tienes la meta de tu caminar?
Tienes hambre de todo y nada te sacia.
Tienes, tienes, tienes...
y tu tener no te da felicidad.
Te prometen y sigues decepcionado.

Hombre de hoy,
¡abre los ojos a lo que no esperas!
Mira, por los montes llega un hombre frágil,
sin apariencia especial.
Mezclado con los pecadores
se bautiza como uno de tantos
y nadie reconoce su don.
Sólo el Bautista confiesa:
“Soy yo el que tiene que ser bautizado,
no tú, autor del bautismo”.
Este hombre frágil es el brote
que Dios ha sembrado entre los hombres
para que germine el Reino prometido.

Hombre de hoy,
escucha tu sed y tu hambre siempre insaciables
y abre tu corazón a lo nuevo.
Todo lo nuevo está dentro de Él.
No lo busques en tener,
ni lo busques en palabras que sabes que nunca se cumplen.

Hombre de hoy,
escucha tu soledad
y déjate encontrar por Aquel que viene a buscarte
en la fragilidad del silencio,
en la promesa que anuncia:
“Dios quiere al hombre. Hoy se acuerda de él”.


Ulibarri, Fl.

ÍDOLOS TAN HUMANOS

FUEGO Y ABRAZO

"OS RECONOCERÁN COMO DISCÍPULOS MÍOS"


 

ORACIÓN DEL PAPA ANTE LA PANDEMIA DE CORONAVIRUS

¿LEGISLAR EL FINAL DE LA VIDA?

 

De un tiempo a esta parte la eutanasia vuelve a estar en el candelero. Cada cierto tiempo aparecen relatos de muertes envueltas en dolor y polémica, acompañadas de un revuelo electoral que intenta llevar este asunto de nuevo a las portadas. Pero cuanto más hablamos de ello, más constatamos que el debate está vacío e ideologizado, o directamente no lo hay. Algo que ocurre en otros muchos ámbitos, sin embargo estos casos es especialmente delicado, pues se exhiben situaciones trágicas muy difíciles de manejar, y más a la luz de los focos.

En el fondo está la pregunta sobre la muerte digna. Es decir, si la muerte digna es entendida como eutanasia –o suicidio médicamente asistido por muy meditado que sea– o, por el contrario, es percibida como el final de un proceso acompañado, reconciliado y no forzado. Son las trampas del lenguaje, ya que parece que ganar esta batalla implica obtener la legitimidad suficiente para dictar el destino de estas personas.

No toda posibilidad se puede convertir en derecho –básicamente porque su función es ayudar a las personas a vivir mejor, no a morir–, y porque nuestra idea de progreso muchas veces patina con el desarrollo pleno del ser humano. Cuando hay vida de por medio y el sufrimiento de tanta gente, no todo vale. El sistema del bienestar centrifuga a muchas personas a situaciones de soledad y abandono. La controversia mediática no está abordando cuestiones sobre quién tiene el poder de decidir sobre la existencia de otros, cuál es la mejor forma de acompañar el sufrimiento, qué es la libertad, qué ocurre si abrimos las compuertas, quiénes somos nosotros para juzgar el sentido de cada historia... Si ni siquiera hay claridad a la hora de diferenciar muerte digna, eutanasia, encarnizamiento terapéutico, sedación terminal u otros términos... Y legislar sin tener claras todas esas cuestiones es empezar la casa por el tejado.

Nunca podremos hablar de la muerte digna si primero no somos capaces de integrar el final como otra parte del camino. Algo doloroso pero inevitable. En la cultura del éxito nos hemos alejado de la importancia del dolor y del fracaso. Si fuésemos capaces de entender el sufrimiento, la enfermedad y el final de la vida como una oportunidad de crecimiento y apertura a los otros –no solo como una disminución o un fracaso existencial– quizás abriríamos una puerta para muchas personas cuya vida se convierte –o convertimos– en un callejón sin salida. Puede que la pregunta sea otra: ¿qué modelo de vida proponemos cuando mucha gente encuentra en la muerte la única solución?

EVANGELIO DE SAN LUCAS 21, 34-36

QUE TU FE PUEDA MÁS QUE TUS MIEDOS...

 


SU PALABRA NOS DA ESPERANZA


Aunque pensemos que no vamos a poder vencer tanta 'desgracia' o que será imposible 'salir airoso' de tanta tormenta... la palabra de Jesús es pura esperanza: 'levanta la cabeza; se acerca vuestra liberación'. 

#BNdiaria

CADA DÍA PODEMOS EMPEZAR

 


REZANDO VOY, SJ. Día 27 de noviembre 2020




 

UNA LEY QUE LEVANTA AMPOLLAS


Hace ya unos cuantos meses la ministra de Educación sorprendía a todos con una intervención en la que defendía que los hijos no son de los padres, dando a entrever que el Estado asumiría un mayor protagonismo en la próxima ley educativa en detrimento de las familias. Una propuesta que ha ido desarrollándose con prisas y que en estos días ya se vuelve una realidad, creando bastante malestar en diversos sectores de la sociedad. Pero: ¿por qué esta ley levanta tantas ampollas?

La primera es por la forma y por el momento. Los grandes asuntos –y la educación lo es– requieren consenso general y no negociaciones en los bajos fondos del Congreso. Por otra parte, tampoco ha habido diálogo con especialistas ni con las partes implicadas. Asimismo, un contexto estado de alarma y de crisis económica, política y sanitaria no parece el momento idóneo.

Por otro lado, se vuelve a usar el castellano como moneda de cambio y no como una riqueza cultural. En un país con tanta diversidad –algo muy positivo– necesitamos reforzar vínculos, y el castellano es uno de ellos, pues nos permite entendernos. Toda desvalorización y falta de fomento implicará dentro de unos años una mayor fractura social en algunos lugares de nuestro país, y esto lo saben algunos. Acuerdo hoy, problema mañana. Pero sobre todo, se volverá en contra de los que no lo hablan bien, pues es la segunda lengua con más hablantes nativos en el mundo. No me puedo imaginar una propuesta de este tipo en otros países democráticamente avanzados como Francia o Alemania.

Parece ser que el argumento de fondo es la defensa de la enseñanza pública. Pero no les entra en la cabeza que lo público y lo concertado no son modelos contrarios, sino complementarios. Si le va bien a uno, al otro también, y viceversa. No se quiere ver que cierta autonomía de los centros ayuda a crear modelos nuevos y más eficaces. Es como obligar a todas las empresas a tener la misma estructura o a los equipos de fútbol a utilizar la misma estrategia en todos los partidos. La sociedad es compleja y plural, por tanto requiere respuestas distintas y coordinadas.

Quizás el tema más delicado es el de la libertad para escoger el centro educativo, algo defendido en el artículo 27 de la Constitución. Acabar con la concertada implica atacar a la clase media, pues siempre habrá gente que se lo puede permitir y optará por colegios privados –y probablemente elitistas y más segregados– y tendremos sí o sí, una educación de ricos y una educación de pobres. La igualdad debe ir unida a la libertad, y por tanto a reconocer que hay distintas formas de ver el mundo. Evidentemente la gente con menos recursos debe contar con más apoyo social y económico, sin embargo las personas que más pagan también tienen derecho a que sus impuestos reviertan en parte en la educación de sus hijos, de lo contrario aumentará el desapego, el malestar y la fractura social. Debe ser algo progresivo, no absoluto, no puede reducirse a elegir entre lo público y lo privado.

Por tanto, todo lo que lleve a una visión uniforme del mundo debilitará el diálogo y nuestra calidad democrática. Las administraciones están llamadas a colaborar con todas las propuestas que defiendan el bien común, no a poner la zancadilla a todo el que quiere remar y poner su granito de arena. Esta ley olvida que al Estado le sale más barato la enseñanza concertada que la pública, pues hay gastos que no asume en los conciertos y en la pública lo hace de forma íntegra. También conviene señalar que tachar de elitista a la educación concertada es obviar que hay muchísimos colegios sostenidos por religiosos en los barrios más pobres de nuestras ciudades, y que por culpa de esta ley se verán abocados al cierre.

Y como siempre, puede que los que salgan peor parados sean los más débiles, como tantos alumnos con discapacidad que verán como sus colegios adaptados a ellos se cierran en favor de una integración mal comprendida.

Curiosamente el papa Francisco en Amoris Laetitia [18], escribe lo siguiente: «el Evangelio nos recuerda también que los hijos no son una propiedad de la familia, sino que tienen por delante su propio camino de vida». Y no es que el papa Francisco se haya vendido a una ideología –como a algunos les encanta pensar–, sino que la mirada de la Iglesia es mucho más amplia. Cada persona es libre para construir su propio camino, y cada familia tiene que responsabilizarse de apoyar y ayudar en ese proceso, y la tarea del Estado es la de colaborar con las familias, no la de imponer unas formas y unos modos a merced del partido político de turno. A mí personalmente me entran escalofríos de pensar que el futuro de la educación se queda solo en manos de políticos y profesores por muy buenos que estos sean, dejando así a las familias en un segundo plano. No es cuestión de propiedad, es una cuestión de libertad, de igualdad y de responsabilidad.


 

EVANGELIO DE SAN LUCAS 21,29-33

DARSE CON GENEROSIDAD


El encuentro con el otro, es la verdadera ofrenda en el servicio, la escucha, la compañía o la ayuda. Es la vida, el mayor tesoro que tenemos, lo que tenemos para compartir y dar, y así comienza el darse con generosidad y totalidad. 

#BNdiaria

NO PIERDAS LA CONFIANZA


 

GUÍA MIS PASOS




 

REZANDO VOY, SJ. Día 26 de noviembre 2020


 

NO APAGUEMOS LA LUZ DE LA LIBERTAD

 

Mientras avanza la tramitación de la nueva ley de educación, deberíamos preguntarnos si integra los viejos y nuevos valores que son el alma de la conciencia española que recoge nuestra Constitución y que han de convertirse siempre en fermento de fraternidad y convivencia o si provoca todo lo contrario. Y añadiría otra pregunta: ¿qué valores y actitudes son necesarios para que un texto legal, que debería buscar la justicia y, en este caso, promover la verdad del hombre, sea a la vez reconciliador e impulse la voluntad de buscar la concordia?

No podemos apagar la luz de la libertad que necesita un pueblo para construirse. No podemos legislar para domesticar e instaurar fuerzas que limitan libertades. Reclamamos una escuela que forme e informe, que dinamice la conciencia crítica y la sensibilidad ética, en la que se haga posible la esperanza con razón y el reconocimiento del prójimo con sus diferencias, en la que se legitimen la religión y la distintas ideas, que no han de confundirse con fanatismo o dictadura.

Asimismo, una ley de educación debe partir de la premisa, que tan bellamente recoge el Concilio Vaticano II, de que «los padres, al haber dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole y, por consiguiente, deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos». Para hacer realidad esto, continúa diciendo, «la tarea de impartir la educación, que compete en primer lugar a la familia, necesita de la ayuda de la sociedad». Y establece que hay que «proteger los derechos y deberes de los padres y de quienes participan en la educación y prestarles ayuda, conforme al principio de su deber subsidiario», a fin de «completar la obra educadora teniendo en cuenta los deseos de los padres» (Gravissimum educationis, 3).

La Ley Orgánica de Modificación de la LOE ha estado acompañada en toda su tramitación por la polémica y suscita diversas preguntas que, entre todos, deberíamos intentar responder. Con esta ley, padres, educadores, políticos y pensadores, ¿abordamos las necesidades reales que surgen en esta nueva situación de la humanidad o las que, desde una ideología, estimamos? ¿La nueva ley engendra más libertad y más lucidez ante las nuevas situaciones que tenemos delante de nosotros, nos transmite más confianza, o limita libertades a la hora de elegir la escuela? ¿Podemos reconstruir este mundo, tantas veces castigado, sin contar con todos? ¿Este proyecto de ley reconoce la labor de tantas instituciones de iniciativa social, que ayudan a formar hombres y mujeres limpios de alma, sanos de corazón y con miradas siempre esperanzadas? En una democracia, ¿no debería garantizarse que, manteniendo siempre la convivencia y el respeto al prójimo, todo pudiéramos realizar proyectos según nuestras convicciones?

Si la educación es un derecho de toda persona y es un derecho fundamental, lo normal es que los poderes públicos se impliquen en su defensa. Eso sí, deberán hacerlo siendo conscientes de que «los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos», como recoge la Declaración Universal de los Derechos Humanos 1948. Por ello, se deben garantizar y asignar recursos económicos y personales a todas las escuelas, tanto a las escuelas públicas concertadas de iniciativa social como a las escuelas públicas de iniciativa estatal. Plantear estas formas de asumir la responsabilidad del Estado en la educación como relaciones de suplencia no lleva a ninguna solución.

En una sociedad que en muchos aspectos agrede al ser humano, en la que el poder, el tener y el usar determinan casi toda la vida del hombre, sus relaciones y sus afirmaciones más importantes, son clave las escuelas y los educadores que entienden la vida desde la visión cristiana del ser humano, abiertas a todos los hombres.

1. Escuelas y educadores que apuestan por la persona frente a las cosas, que creen en la capacidad del ser humano para descubrir el Misterio y su propio misterio.

2. Escuelas y educadores que proclaman el valor sagrado e irreductible de cada ser humano frente a la colectividad, que no ven números ni profesionales futuros, ni si son de aquí o de allá, sino que asoman a todos al mundo con curiosidad y responsabilidad.

3. Escuelas y educadores que proponen la esperanza frente al absurdo y a la desesperanza.

4. Escuelas y educadores que inciden en la solidaridad y la fraternidad de todos los hombres.

5. Escuelas y educadores que se empeñan en la comunicación y proponen tender la mano a los pobres y desvalidos, a quienes están en los márgenes, frente a la insolidaridad e incomunicación que nos hace vivir solo para nosotros mismos.

6. Escuelas y educadores que engendran aliento y esperanza siempre en la vida frente al desaliento y el desencanto.

7. Escuelas y educadores que animan a vivir en una actitud lúcida y crítica frente al adoctrinamiento o el embaucamiento ideológico.

8. Escuelas y educadores que incitan a vivir la libertad de alma y de cuerpo frente a ese aletargamiento que producen noticias y productos impuestos.

9. Escuelas y educadores que regalan cultura generosa del espíritu frente a saberes que lanzan a la guerra y a la competitividad.

10. Escuelas y educadores que construyen personas que, con su vida, dan misericordia y reconciliación, paz y comunión.

Con gran afecto, os bendice,

+Carlos, Cardenal Osoro

EVANGELIO DE SAN LUCAS 21,20-28

TÚ, CONMIGO A CADA PASO


 No estamos solos. Dios camina con nosotros cada trozo del camino. Él es nuestra fuerza.

ME ACOMPAÑA CON SU AMOR


 

CUANDO MENOS LO ESPERAS...


 

DOMINGO, 22 de noviembre de 2020 "VENID VOSOTROS, BENDITOS DE MI PADRE"


 

Tu elección - Jesucristo Rey del Universo, Ciclo A

Rey de Reyes - Salomé Arricibita - A.P.N

MIRADAS...

TORRE DE COMUNICACIONES

 

La Torre de Iluminación y Comunicaciones del Ayuntamiento de Madrid, más conocida como Faro de Moncloa, es una estructura de 110 metros de altura situada en la Ciudad Universitaria de Madrid (España), en el distrito de Moncloa-Aravaca. Es un importante centro de comunicación de Madrid y es visible desde todo el noroeste de la ciudad. Fue proyectada por el arquitecto madrileño Salvador Pérez Arroyo en 1990, se construyó en el año 1992. El acceso a la parte del mirador, a 90 m de altura, se efectuaba generalmente a través de un ascensor exterior acristalado que tardaba veinte segundos en llegar a la cima. En el mirador superior, en forma de media luna hubo durante un tiempo un restaurante. Está situado a pocos metros del Arco de la Victoria.

SALMO 16


 

VENIMOS ANTE TI


Venimos ante ti, Señor, desde nuestra búsqueda, desde nuestra ignorancia, desde nuestras dudas. Acéptalas, Señor, como nuestra ofrenda de hoy, la única que podemos hacerte, la única que sabemos.


Te manifestamos nuestro deseo de encontrarte, nuestra voluntad de buscarte. Ayúdanos.
Ven en socorro de nuestra debilidad, de nuestra ignorancia.

Danos, Señor, el don de intuirte a través de estos símbolos que Tú nos das.
Haz que evoquen en nosotros tu presencia, que nos lo hagan percibir, experimentar, vivir...

Sabemos, Señor, que estás empeñado en encontrarnos, en que te encontremos.
Condúcenos Tú hasta que seas la experiencia más viva de nuestro corazón.
Entonces, Tú seguirás conduciéndonos.

Amén.

R de Luz

¿QUIÉN ADOCTRINA?

Lo saben los dictadores de derechas y de izquierdas cuando llegan al poder, los nacionalistas –de una bandera y de otra– cuando discuten cada acontecimiento histórico, cada cartel o cada libro de texto, las órdenes religiosas cuando ya hace varios siglos intuían que era el mejor camino para formar buenos ciudadanos y lo sabe toda persona medianamente leída que asume que la educación es la herramienta ideal para transformar cualquier sociedad, tanto para bien como para mal. Sin embargo, al mismo tiempo que se descubre el poder de un buen maestro surge el miedo a la diversidad y a que haya diferentes modos de educar, pues a menudo desconfiamos del que no comparte estilos, valores e idearios. Es simplemente la tentación del pensamiento único –por cierto, bastante poco democrático–, y es que la pérdida de la diversidad es una gran pérdida para el conjunto.

Resulta contradictorio –por no decir dramático– que el debate de la educación siempre desemboca en la religión y en la educación concertada, pues no podemos apostar por la diversidad necesaria mientras ahogamos todo lo que huele a distinto. Es muy injusto pensar que unos educan y que los otros adoctrinan, y por desgracia esto está muy presente en bastantes de nuestros políticos. Esta idea lleva a intuir que la educación no es entendida en ocasiones como una herramienta de cambio, más bien como un arma para hacer política, redirigiéndonos con cierta insistencia a un kilómetro cero del que no logramos escapar.

A mi me gusta que se apoye la educación pública y que se ayude principalmente a los que menos oportunidades tienen, pero eso no significa que se discrimine a los otros y no se valore el trabajo encomiable de padres, alumnos y profesores de la educación concertada que en muchos casos llevan a cabo su vocación docente de forma modélica y ejemplar, y cuyo éxito repercute en el conjunto de la sociedad. Aunque no se quiera ver, la educación concertada tiene más incidencia entre la población más vulnerable de lo que parece y olvidarse de ello conlleva consecuencias dramáticas para los alumnos y las familias que más lo necesitan.

El deseo de hacer el bien y mejorar la sociedad no es solo patrimonio de unos pocos. La educación de calidad es un bien universal, y como tal requiere que el apoyo llegue a todos los segmentos de la sociedad, no solo en lo socioeconómico, también a los que piensan diferente. La actualidad no deja de recordarnos lo importante que es el respeto a la diversidad en cualquier ámbito de la sociedad, es una pena que cuando hablamos de religión y de educación, a muchos les cuesta entenderlo.

 Alvaro Lobo

EVANGELIO DE SAN LUCAS 20, 27-40

VUELVE A NOSOTROS TUS OJOS MISERICORDIOSOS