FRANCISCO, HOMBRE DE PAS Y BIEN

EVANGELIO DE SAN MATEO 4, 35-41

LA ORACIÓN DEL PAPA POR UCRANIA: ES UN PUEBLO QUE SUFRE Y MERECE LA PAZ

Este miércoles, 26 de enero, Jornada de ayuno y oración por la paz, al final de la Audiencia General, el Santo Padre ha elevado su plegaria por la paz en Ucrania, pidiendo “al Señor con insistencia que esa tierra pueda ver florecer la fraternidad y supere las heridas, los miedos y divisiones”.

“Recemos por la paz con el Padre Nuestro: es la oración de los hijos que se dirigen al mismo Padre, es la oración que nos hace hermanos, es la oración de los hermanos que imploran la reconciliación y la concordia”, fueron las palabras del Papa Francisco al final de la Audiencia General de este miércoles, 26 de enero, en la cual ha elevado sus plegarias pidiendo la paz por Ucrania.

Orar para superar los miedos y divisiones

Antes de rezar la oración conclusiva de la Audiencia General, el Padre Nuestro, el Santo Padre ha invitado a todos a orar por la paz en Ucrania, y a hacerlo a menudo a lo largo de esta Jornada de oración y ayuno, “pidamos al Señor con insistencia – ha señalado el Pontífice – que esa tierra pueda ver florecer la fraternidad y supere las heridas, los miedos y divisiones”. Asimismo, el Papa Francisco ha recordado que, más de cinco millones de personas fueron aniquilados durante la última guerra.

Ucrania un pueblo que sufre y merece la paz

El Santo Padre también ha dicho que Ucrania, “es un pueblo que sufre; han pasado hambre, han sufrido mucha crueldad y merecen la paz”. Por ello, el Pontífice ha invitado a orar con insistencia teniendo presente: “que las oraciones e invocaciones que hoy se elevan al cielo toquen las mentes y los corazones de los responsables en la tierra, para que prevalezca el diálogo y se anteponga el bien de todos a los intereses partidistas”. El Papa Francisco ha concluido su exhortación recordando y subrayando “por favor, nunca la guerra”.

La Iglesia unida en la oración

En respuesta al llamamiento del Papa Francisco, están previstos encuentros de oración por la paz en Ucrania en iglesias y parroquias de varios países. En Italia, en particular, están previstas numerosas iniciativas. En Roma, en la Basílica de Santa María in Trastevere, a las 19.15 horas, la Comunidad de Sant'Egidio promueve una oración especial que será presidida por el Arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados. También en Roma, a las 18:00 horas, habrá una oración de vísperas en la iglesia de Santa Sofía por la comunidad ucraniana, con la participación del Obispo Benoni Ambarus, el Director de la Oficina diocesana de Migrantes, Monseñor Pierpaolo Felicolo, y el Rector de la Basílica, don Marco Jaroslav Semehen. Promovida por la Oficina Diocesana de Migrantes, la vigilia contará con la presencia de capellanes y representantes de las distintas comunidades étnicas. En Bolonia, el Arzobispo, el Cardenal Matteo Zuppi, presidirá la oración a las 19.30 horas en la Basílica de los Santos Bartolomé y Gaetano. A estos momentos de oración se sumarán otras iniciativas promovidas por diócesis, movimientos y realidades eclesiales.

La invitación del Papa por la paz

Recordamos las palabras del Papa Francisco el pasado domingo en el Ángelus, cuando dijo que seguía "con preocupación el aumento de las tensiones que amenazan con infligir un nuevo golpe a la paz en Ucrania y poner en cuestión la seguridad en el continente europeo". Más de 120.000 soldados rusos están desplegados en la frontera ucraniana y en el territorio de Donbass. Washington sigue manteniendo conversaciones con los líderes europeos y la OTAN. La Alianza Atlántica "enviará a finales de esta semana una propuesta escrita" a Rusia para "encontrar una salida" a la crisis. En Ucrania, el ministro de Defensa, Alexei Reznikov, ha descartado por el momento la amenaza de una invasión rusa, pero señala que quedan "escenarios de riesgo" para el futuro.

Ciudad del Vaticano

VIERNES 28 de enero 2022, "DÉJAME ESTAR CONTIGO"


 

EVANGELIO DE SAN MATEO 4, 26-34

ESPÍRITU DE... NORMALIDAD

Es el Espíritu de las cosas del día a día, de lo cotidiano. El que se cuela en conversaciones con una cerveza en la mano, en comidas con amigos, en tardes de cine o en ratos de deporte compartido.
 
Es un Espíritu que no hace ruido, no hace falta hablar de él, explicarlo o ni siquiera nombrarlo. Pero se sabe que está. En el momento, aunque se esté haciendo lo mismo de siempre, se nota que algo es distinto. Después, al recordar, uno se da cuenta de que allí estaba este Espíritu, en medio de la normalidad, del día a día.
 
Un Espíritu que sienten y reconocen los creyentes y los no creyentes. Aunque cada uno lo llame de una manera, se dan cuenta de que allí hay una presencia o alegría que, sin cambiar nada externamente, lo hace todo distinto.
 
Un Espíritu por el que hay que apostar, y estar dispuesto a 'perder tiempo'. Porque este Espíritu nos acerca a todas las personas, enseñándonos lo que de verdad importa en la vida. Y, sobre todo, porque cuando dedicamos tiempo a otros de esta manera, este Espíritu lleva con nosotros el Evangelio a lugares a los que de otra manera no llegaría.

 

Este miércoles, 26 de enero, Jornada de ayuno y oración por la paz, al final de la Audiencia General, el Santo Padre ha elevado su plegaria por la paz en Ucrania, pidiendo “al Señor con insistencia que esa tierra pueda ver florecer la fraternidad y supere las heridas, los miedos y divisiones”.

“Recemos por la paz con el Padre Nuestro: es la oración de los hijos que se dirigen al mismo Padre, es la oración que nos hace hermanos, es la oración de los hermanos que imploran la reconciliación y la concordia”

Orar para superar los miedos y divisiones

Antes de rezar la oración conclusiva de la Audiencia General, el Padre Nuestro, el Santo Padre ha invitado a todos a orar por la paz en Ucrania, y a hacerlo a menudo a lo largo de esta Jornada de oración y ayuno, “pidamos al Señor con insistencia – ha señalado el Pontífice – que esa tierra pueda ver florecer la fraternidad y supere las heridas, los miedos y divisiones”. Asimismo, el Papa Francisco ha recordado que, más de cinco millones de personas fueron aniquilados durante la última guerra.

Ucrania un pueblo que sufre y merece la paz


El Santo Padre también ha dicho que Ucrania, “es un pueblo que sufre; han pasado hambre, han sufrido mucha crueldad y merecen la paz”. Por ello, el Pontífice ha invitado a orar con insistencia teniendo presente: “que las oraciones e invocaciones que hoy se elevan al cielo toquen las mentes y los corazones de los responsables en la tierra, para que prevalezca el diálogo y se anteponga el bien de todos a los intereses partidistas”. El Papa Francisco ha concluido su exhortación recordando y subrayando “por favor, nunca la guerra”.La Iglesia unida en la oración

En respuesta al llamamiento del Papa Francisco, están previstos encuentros de oración por la paz en Ucrania en iglesias y parroquias de varios países. En Italia, en particular, están previstas numerosas iniciativas. En Roma, en la Basílica de Santa María in Trastevere, a las 19.15 horas, la Comunidad de Sant'Egidio promueve una oración especial que será presidida por el Arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados. También en Roma, a las 18:00 horas, habrá una oración de vísperas en la iglesia de Santa Sofía por la comunidad ucraniana, con la participación del Obispo Benoni Ambarus, el Director de la Oficina diocesana de Migrantes, Monseñor Pierpaolo Felicolo, y el Rector de la Basílica, don Marco Jaroslav Semehen. Promovida por la Oficina Diocesana de Migrantes, la vigilia contará con la presencia de capellanes y representantes de las distintas comunidades étnicas. En Bolonia, el Arzobispo, el Cardenal Matteo Zuppi, presidirá la oración a las 19.30 horas en la Basílica de los Santos Bartolomé y Gaetano. A estos momentos de oración se sumarán otras iniciativas promovidas por diócesis, movimientos y realidades eclesiales.

La invitación del Papa por la paz

Recordamos las palabras del Papa Francisco el pasado domingo en el Ángelus, cuando dijo que seguía "con preocupación el aumento de las tensiones que amenazan con infligir un nuevo golpe a la paz en Ucrania y poner en cuestión la seguridad en el continente europeo". Más de 120.000 soldados rusos están desplegados en la frontera ucraniana y en el territorio de Donbass. Washington sigue manteniendo conversaciones con los líderes europeos y la OTAN. La Alianza Atlántica "enviará a finales de esta semana una propuesta escrita" a Rusia para "encontrar una salida" a la crisis. En Ucrania, el ministro de Defensa, Alexei Reznikov, ha descartado por el momento la amenaza de una invasión rusa, pero señala que quedan "escenarios de riesgo" para el futuro.



 

JUEVES 27 de enero 2022, "TU MEDIDA ES LA MEDIDA DEL AMOR"


 

EVANGELIO DE SAN MATEO 4, 21-25

TIEMPOS DE MILAGROS

No sé si creo en un dios demasiado milagrero. Tal vez soy demasiado conformista, o mi fe es demasiado racional. Tal vez me falta ambición creyente. Pero los milagros, para mí, son todo y nada. Me explico. En tiempos de Jesús llamaron milagros a cosas extraordinarias (que entonces no tenían explicación, y muchas de ellas tal vez hoy sí). Es verdad, hay cosas asombrosas en la vida. Pero entiendo que a mucha gente le repatee pensar en los milagros como intervenciones arbitrarias de un Dios que, cuando quiere, cambia las dinámicas de su creación porque sí. O entiendo que haya gente inquieta, que ante ese Dios que sólo deja la opción de “callarse y acoger el misterio”, porque sus designios son tan inescrutables, prefiera prescindir de lo divino. Entiendo que haya gente para quien la afirmación de que algunas cosas absurdas pasan es que "así lo ha querido Dios” le deje indignada con ese Dios…

Por eso me cuesta aceptar esa actuación intempestiva de Dios. A veces, cuando nosotros insistimos en los milagros (por ejemplo, para probar la santidad, como si le exigiésemos a Dios una garantía), me viene a la cabeza la desesperación de Jesús contra aquellos que pedían signos para poner a prueba a Dios… Y es que, de alguna manera, milagros son cosas mucho más cotidianas y al tiempo admirables. El milagro eres tú cuando amas a otra persona sin exigirle nada. Somos nosotros, cuando perdonamos, mucho más allá de la lógica o de una justicia contable. El milagro soy yo, y tú, que, con todas nuestras pequeñeces, sin embargo podemos proclamar a un Dios bueno, podemos crear caminos para ser recorridos por hombres cansados.

El milagro eres tú, y soy yo, cuando, aun en las circunstancias más adversas somos capaces de sonreír con una semilla de esperanza. Eres tú, y soy yo, cuando acariciamos la vida. Hoy es milagro compartir sin cálculo (que los cestos ya están llenos de panes y peces, pero a muchos no les llegan). Es milagro nuestra capacidad de abstraer, admirar, pensar, avanzar y querer. Es milagro nuestra imaginación que nos permite descubrir nuevos horizontes. Lo es, en fin, la capacidad de entregarse sin condiciones, sin marcha atrás, sin tacañerías, a los otros. Es milagro, al final, decir en voz alta las bienaventuranzas, y sentir que esa verdad te quema y te apasiona. Y cuando miro en torno, y percibo esos milagros, entonces intuyo, agradecido, a Dios.

TODO ES POSIBLE PARA EL QUE CREE


 

EVANGELIO DE SAN MARCOS 3. 13-19

EL NARCISISMO ESPIRITUAL

El narcisismo espiritual, una enfermedad de la que no estamos a salvo nadie, ya seamos adolescentes, cristianos viejos o místicos de los que ya casi no quedan. Un riesgo que aparece en el momento en el que uno experimenta por sí mismo en qué consiste la propia fe –no la de sus padres- y comprende que los cristianos seguimos a un Dios vivo, que quiere comunicarse con nosotros y que podemos sentir su presencia a través de la oración, de los sacramentos y del servicio entre otras muchas formas -siempre y cuando pongamos los medios, dicho sea de paso-.

¿En qué consiste esta enfermedad? Muy sencillo. Encasillarnos en aquellos lugares, modos de rezar y momentos de nuestra vida en los que sentimos a Dios con más fuerza y aumentan de esta forma nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. Y es que todos tenemos espacios donde encontrarnos con Dios de forma clara y evidente, y en consecuencia también tenemos lugares donde parece que sencillamente ha desaparecido, que no está o que incluso ni se le espera. Y es aquí donde está el riesgo, en convertir esos espacios cálidos y agradables en una estación termini que nos impide crecer, avanzar y hacer de nuestra vida un camino junto al Señor. ¿Qué hubiese pasado si Moises hubiese decidido quedarse junto a la zarza porque estaba muy cómodo? O por qué no la propia tentación de los discípulos cuando quieren hacer tres tiendas y olvidarse así del resto del mundo. Es como si un matrimonio redujese su relación a los primeros pasos de un noviazgo, ¡difícilmente podrán prosperar!

¿Y por qué esta enfermedad es más común hoy en día en algunas comunidades o en muchos cristianos de a pie? Quizás porque sin querer nos hemos dejado contaminar por el consumismo de nuestra cultura y consideramos las cosas de Dios como un lugar donde sentirnos bien, coleccionar experiencias guays y creernos mejores personas, de la misma forma que uno va a un spa, a esquiar o de vacaciones al fin del mundo. Frente a esta tentación conviene dar gracias a Dios por sentir su presencia desbordante, pero sobre todo mirar hacia delante y descubrir que la fe es un camino –a veces tortuoso– de búsqueda continua y no un oasis ni un resort donde únicamente vale sentirnos bien con los nuestros o con nosotros mismos. Y sobre todo aceptar que nuestra oración quizás no es buena oración si no nos acerca profundamente a Dios, a su Reino y, por tanto, al resto del mundo.

¿Y entonces qué hay de malo en el narcisismo espiritual? Pues sencillamente que nos buscamos a nosotros mismos y no tanto a Dios como a veces nos parece creer, y que por nuestros frutos nos conocerán. Y quizás lo peor, no creceremos en la fe y no seremos capaces de descubrir el sueño que tiene Dios para cada uno de nosotros. En definitiva, una cómoda, dulce y sibilina forma de engañarse, de no madurar y de anestesiar nuestro deseo profundo que nos lleva a encontrarnos con Dios.

 Álvaro Lobo, sj

 

SÓLO IMPORTAS TÚ


 

EVANGELIO DE SAN MARCOS 3, 7-12

LA MAYORÍA SILENCIOSA

Llevo años pensando que, en muchas cuestiones, hay una mayoría silenciosa que es paciente, sensata, y muy capaz del matiz en tantos temas que en la agenda pública están polarizados. Sin embargo, estoy empezando a pensar que el polemismo actual es desgastante y lentamente va limando a esa mayoría. Porque, poco a poco, muchas personas, sometidas a discursos contundentes, a escenarios apocalípticos y a planteamientos maniqueos, terminan despeñándose por el abismo de la ira, de la violencia (verbal, al menos) y del enfrentamiento personal. Casi cualquier discurso se construye por oposición. Los hashtag en redes sociales a menudo van cargados de inquina. Toda cuestión pública termina convertida en excusa para repetir los enfrentamientos habituales entre grupos perfectamente alineados. En la Iglesia también pasa.

Hay que defenderse de esto. Y solo se me ocurren dos caminos. O empezamos a hablar o dejamos de escuchar.

Empezar a hablar implica atreverse a decir cosas que pueden granjearte las iras de los defensores de lo políticamente correcto. Y hay corrección política en todos los bloques ideológicos –solo que cada uno defiende la suya–. Implica reconocer que, sobre muchas cuestiones, no hay una única manera legítima de ver la realidad. Implica dar la cara en defensa de lo que crees justo, pero saliendo de la lógica de que hablar es polemizar.

Dejar de escuchar es silenciar a los estridentes. No leer panfletos. Bloquear trolls. Y negarte a asumir cualquier discurso que te suene a la enésima prueba de los dobles raseros habituales.

 

JUEVES 20 de enero 2022, " AYÚDAME A DESPERTAR MI VIDA"


 

EVANGELIO DE SAN MARCOS 3, 1-6

UN AMANECER EN DOS COLORES

 

¿Se imaginan un amanecer en dos colores? ¿Un paisaje de montaña en dos colores? ¿El reflejo del cielo sobre un lago en dos colores? ¿La profundidad de una mirada en dos colores? Solo dos, elige los que quieras, no pienses en una foto en blanco y negro pues ahí hay infinidad de grises. Imagina que no hay matices entre los dos colores, no hay tonos ni grados, o uno o el otro. No habría amanecer, ni paisaje, ni reflejo, ni mirada… todo sería plano y triste, un mundo binario en el que la belleza no tendría espacio.

Pues eso es lo que estamos haciendo con nuestro mundo, reducirlo a dos opciones (piensen en la política, en la vida eclesial, en la cultura, en la antropología…), o blanco o negro. Mientras, condenamos a la oscuridad a la paleta de colores, a los matices que dan sentido, a los tonos que nos hacen únicos. La senda peligrosa de la polarización, acompañada habitualmente de la crispación y la grandilocuencia, va privando a nuestra mirada de la mayor parte de la realidad: aquella que se abre generosa entre dos puntos extremos.
Y en esta peligrosa simplificación a la fría técnica binaria del mundo de los matices todos tenemos nuestra responsabilidad. Cada vez que nos encerramos en nuestra atalaya, seguros de estar en la posición correcta y convencidos de tener a buen recaudo una verdad absoluta, olvidamos que la Verdad no es dominable, que no es un tesoro que guardar bajo llave. La Verdad es luz que permite descubrir los matices, es llamada a contemplar sus semillas en el mundo, y es una Verdad inseparable del Amor y el Amor se conjuga en términos de comunión.

Abrirse a los matices no es caer en la equidistancia, pensar que todo vale, o que no hay posiciones erróneas o ciertas, todo lo contrario. Reconocer los matices es descubrir que el mundo es mucho más que sí o no, puntillas o cuadros, izquierda o derecha, o cualquier otro binomio que se les ocurra. Si en la pincelada de un pintor se amalgaman infinidad de tonalidades para conformar el matiz de una nube, el brillo del agua o la infinitud de una sonrisa, no podemos pensar que el Arista Supremo ha pintado nuestro mundo en blanco o negro.

PONEMOS NUESTRAS MANOS EN TUS MANOS


También en estos tiempos de pandemia podemos cantar, con María, la canción de todos los tiempos y lugares: “FIAT», «hágase»…


La canción que expresa confianza total en un Dios que camina a nuestro lado, que sabe lo que nos sucede, que pase lo que pase, la vida siempre triunfa, el amor es más fuerte, se fortalece la fraternidad y la comunión se dilata.


Contigo, María de Nazaret, Madre de Jesús y nuestra, decimos silenciosos en esta situación desconcertante e incierta: “FIAT», «hágase»… 


Con nuestra vulnerabilidad, fragilidad, y miedos ponemos nuestras manos en tus manos de Madre, para orar: “FIAT», «hágase»…


Cipecar
¡Telegram 




 

EVANGELIO DE SAN MARCOS 2, 13-17

SUEÑO, AMIGOS Y RANAS

Vergüenza siento de empezar confesando cuánto confío en algo tan prosaico como es el sueño, pero su poder de recomponerme es formidable: si tengo un disgusto, en vez de insomnio me entra sueño y si duermo, lo encajo mejor; si me sobreviene un desplome energético, se me pasa durmiendo y casi también la fiebre, los desánimos, el cansancio o la gripe. Es verdad que el Evangelio recomienda la vigilia, pero Jesús se durmió en la barca y eso me tranquiliza bastante.

Yendo de menos a más: en los amigos encuentro un suelo importante en el que apoyarme y confiar, sobre todo en aquellos con los que ya he atravesado la prueba del tiempo y de los que sé que seguirán ahí, pase lo que pase.

Con la oración tengo una relación que no sé si se puede llamar de confianza, pero que me parece tiene algo en común con la querencia de las ranas a zambullirse en el agua. Supongo que si una rana se echa al agua, es porque su instinto genético la lleva a fiarse de que ahí va a encontrar el elemento más adecuado para ella. Pues si la oración fuera el agua, yo sería la rana. No sé explicarlo mejor pero confío en que el sueño, los amigos y la oración, sean ya guiños y primicias de aquello que repetía Juliana de Norwich hace 700 años: «Todo acabará bien, y cualquier cosa, sea cual sea, acabará bien...»