
En el colmo del asombro decían: ‘Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos’.
Jesús es mucho más de lo que esperábamos. No cura y se va; cura, porque se queda. Él es nuestra sanación. Cuando nos alcanza, experimentamos su actuación como creíble. Cuando su amor nos toca por dentro, todo es nuevo, ya no podemos acallar esa alegría.
Cipe
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