El Papa Francisco en la audiencia
general de este miércoles 9 de septiembre ha reflexionado sobre la relación
entre la familia y la comunidad cristiana que es “natural” porque “la Iglesia es
una familia espiritual y la familia es una pequeña Iglesia”.
Al respecto indicó que “las instituciones y las Iglesias con las puertas
cerradas no son Iglesias, se deben llamar museos”.
Las palabras del Papa retumbaron en la plaza de San Pedro, y recuerdan
implícitamente el llamamiento hecho durante el ángelus del pasado domingo,
cuando instó a la Iglesia europea a que acoja a las familias de refugiados en
las comunidades religiosas, las parroquias, los santuarios y los conventos.
El Pontífice rememoró su apelo vía Twitter por los refugiados
Que cada parroquia y comunidad religiosa de Europa acoja a una familia de
refugiados. #Jubileo#refugeeswelcome
— Papa Francisco (@Pontifex_es) September 8, 2015
Es decir, “una familia acogedora” hecha de familias y de la comunidad
parroquial, porque– indicó – la Iglesia querida por Jesús se juega “en el campo
abierto de la vida compartida”.
La Iglesia no es un secta o un club exclusivo
La Iglesia “no es una secta exclusiva: allí encontramos a Pedro y a Juan, pero
también al hambriento, al sediento, al extranjero y al perseguido, la pecadora
y el publicano, los fariseos y las multitudes”.
La Iglesia no es un centro de poder sino un centro de amor y de acogida
El Papa denunció que muchas veces la confianza se deposita en los centros de
poder e invitó a poner la esperanza de la humanidad en los centros de
misericordia, perdón y amor que son las familias y las comunidades.
“Una Iglesia verdaderamente según el Evangelio no puede tener otra forma que
una casa acogedora. Y esto sucede cuando hay familias que se ofrecen
literalmente, a sí mismas, como “formas domésticas” de la Iglesia”, constató el
Papa.
El amor de Dios escribe su historia de amor en el corazón
El Pontífice, en su catequesis, sostuvo que “la familia es el lugar de nuestra
iniciación, insustituible, indeleble, de esta historia”. Una historia que se
marca en el amor de Dios presente en la familia y que trasciende.
Jesús aprendió la humanidad y el calor de la comunidad en la familia
Asimismo, puso el ejemplo de la familia de Nazaret. Jesús “nace en una familia
y allí “aprendió el mundo”, porque allí él “asimiló la condición humana,
acogiéndola en la comunión con el Padre y en su misma misión”.
Familias y comunidades cristianas en primera línea en la solidaridad
El Papa enseña que a veces “las familias se echan atrás, diciendo que no están
a la altura: “Padre somos una pobre familia y también un poco desordenada”. “No
somos capaces”, “tenemos ya problemas en casa”, “no tenemos fuerzas”. Es
verdad. Pero nadie es digno, nadie está a la altura, ¡nadie tiene las fuerzas!
Sin la gracia de Dios no podremos hacer nada”.
Y el Señor no llega nunca a una familia sin hacer algún milagro. Recordemos lo
que hizo en las bodas de Caná. Sí, el Señor, si nos ponemos en sus manos, nos
hace hacer milagros”.
Las comunidades cristianas dejen actitudes verticales
Por otro lado, la comunidad cristiana también tiene su lugar en esta enseñanza.
“Por ejemplo, tratar de superar actitudes demasiado directivas y funcionales,
favoreciendo el diálogo interpersonal y el conocimiento y la estima
recíprocos”.
Así, invitó a las familias a que tomen “la iniciativa y sientan la
responsabilidad de llevar sus dones preciosos para la comunidad. Todos debemos
ser conscientes de que la fe cristiana se juega en el campo abierto de la vida,
compartida con todos, la familia y la parroquia deben llevar a cabo el milagro
de una vida más comunitaria para toda la sociedad”.
El miércoles pasado, en el contexto del cicló de sus catequesis sobre la
familia, el Papa reflexionó sobre la transmisión de la fe.
— con Juan Carlos Vázquez Kuky.
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