SALMO DEL SEGUIMIENTO
Iré detrás de ti,
si tú vienes a mi
buscando horizontes
más amplios para volar.
Iré a enseñar a todos
que tú eres libertad,
que sólo en ti se encuentra
el manantial,
la felicidad,
la verdadera paz.
Iré siempre en tu nombre
despojado de mis cosas,
buscando en la noche,
sediento de tu amor.
Iré a decirles a todos
que tú eres alegría,
la eterna oferta
de un amor total.
Iré a buscar camino
detrás de cada lucha,
donde los hombres sufren
su llanto y soledad.
Iré si tú me llamas
a ser siempre tu amigo
sin importarme nada,
pues tú eres mi caminar.
Iré diciendo a todos,
iré contando siempre,
iré entre los hombres
gritando la verdad.
Pastoralsj
DÉJATE QUERER
Hace muchos años, cuando me veía intentando ser todo el día un super héroe, un buen amigo me decía: «Déjate querer». Yo entonces era muy joven, y estaba soberbiamente convencido de poder con todo. Y quizás esto se volvía un imperativo más acuciante aún en los malos momentos. Pensaba que mostrar las tormentas, la congoja de a veces, la desesperanza que en ocasiones te asalta, era, de algún modo, demostrar no estar a la altura. Pero mi amigo tenía tanta razón... Uno a veces necesita dejarse apoyar, dejarse acoger, dejarse acariciar, dejarse sostener. No es señal de debilidad, ni de flaqueza. No es motivo de vergüenza pedir ayuda. No indica ninguna forma de fracaso descubrir que uno no es autosuficiente, o reconocer que no es necesario –de hecho, es bastante equivocado– ir siempre con la actitud de quien todo lo puede.
En ocasiones hay que confiar en el gesto amable, en la palabra sincera, en la mirada que se vuelve hogar.
Y a veces, y esto es lo más valiente de todo, uno necesita pedir ese apoyo, aunque al tiempo ha de estar dispuesto a recibirlo, o no. Porque el amor no se exige.
HACER MEJORES A LOS DEMÁS
Hace unos meses escuchaba a un entrenador que decía de un jugador del equipo rival: «es un jugador determinante porque cuándo está en el campo hace mejores a los demás». Hace días se estrena la canción de un famoso cantante cuyo nueva tema dice: tú me has hecho mejor de lo que era…
Al leer estas dos frases me vienen a la cabeza un montón de personas con nombre y apellido a las que les podría decir: tú me has hecho mejor de lo que era... porque has creído en mí de una manera que nadie hacía, porque has sido capaz de mirar en mí más allá de lo que yo veía, porque me has ayudado a avanzar mucho más de lo que jamás podría soñar. Y es el momento de agradecer cada una de estas presencias en mi vida.
Y es aquí donde no podemos dejar de ver cada una de estas presencias que sanan, que resucitan, que generan vida, al estilo de Jesús que pasó por la vida haciendo mejores a los que se encontraba. Y hoy lo sigue haciendo con cada uno de nosotros. Sintamos esa presencia que nos alienta, nos acompaña, nos da vida y seamos a la vez personas que cuando salen al campo de la vida hacen mejores a las personas con las que se encuentran.
LA PAZ SERENA EN LA ENFERMEDAD
Hoy Twitter parece un poco más triste, como de sensación de derrota. ¡Para nada! Su falta es una oportunidad para reforzar la esperanza. Conscientes de que la vida es un suspiro y de que solo vale la pena si es para hacer de nuestra porción de realidad un lugar más habitable, más humano, mejor.
Jorge tenía 24 años. Y ha construido tanto Reino estos años que a uno le da pudor y miedo no estar a la altura de las propias circunstancias. Conscientes de que la mayoría de nosotros nunca enfrentaremos una enfermedad de tanto calibre, Jorge es el cartel luminoso para quienes queremos huir de la frivolidad. No queremos huir del dolor, celebrarlo sádicamente, sino asumirlo cuando venga, que vendrá en algún momento. Puede que su testimonio no sea imitable, pero con total seguridad es admirable.
Feliz Día Mundial de la Sonrisa, Jorge. Descansa en paz.
ARTESANOS DE LA PAZ
El capítulo siete es uno de los capítulos más bellos de Fratelli Tutti, la última encíclica del Papa Francisco. En dicho apartado dedicado a los caminos de reconciliación el Papa nos hace una muy atractiva invitación, vigente para todo tiempo, a ser «artesanos de la paz». Artesanos creativos, con ingenio y audacia, capaces de poner todo nuestro ser y quehacer en buscar caminos de unidad, reencuentro y de reconciliación. Un artesano suele ser una persona de fina sensibilidad, capaz de imaginar y proyectar la belleza desde la simplicidad y la sencillez. Un artesano tiene la gracia y el talento para transformar la realidad en una auténtica experiencia estética. Es capaz de encontrar hermosura hasta en las tonalidades más grises de la vida. Un artesano es, sobre todo, paciente para detenerse en los detalles. Tiene una mirada contemplativa y los sentidos bien despiertos para matizar, contrastar, pulir, detallar, limpiar, corregir y, muchas veces, rehacer sin desesperarse.
Las relaciones humanas no son perfectas, son frágiles. Por más buena disposición que tengamos, más de alguna vez surgen conflictos, diferencias y malentendidos entre nosotros. Frecuentemente a ese artesano se le rompe el hilo con el que tan delicada y sutilmente estaba intentando tejer una relación. Otras veces, simplemente se enredan los hilos y se hacen nudos muy difíciles de desenmarañar; la tentación, movida por nuestra desesperación y deseos de inmediatez, es cortar de tajo todo el hilo, pero no. El artesano es paciente para esperar inclusive años y desenredar para volver a empezar, una vez más, a hilar muy fino y con mayor cuidado. El artesano sabe muy bien que la paciencia es un ejercicio amargo, pero confía en que es un buen camino porque ya ha probado sus dulces frutos de paz.
En este itinerario de tejer relaciones, las rupturas son casi inevitables porque el conflicto suele estar a la orden del día, pero una tarea importante del artesano de la paz es soportar el conflicto, más por amor que por dolor; porque confía en que, aunque la aguja pinche nuestros dedos y duela, al final quedará una exquisita obra de arte capaz de comunicar verdad, bondad y belleza. La paz nunca ha sido la ausencia de conflictos sino la capacidad de encontrarnos y crear comunidad aún en medio de las diferencias. La paz no es sinónimo de hipocresía pacifista. Tampoco es hija de un detallado manual de buenos modales para soportarnos mutuamente porque no nos queda de otra. La paz es ante todo verdad, y la verdad muchas veces supone diferencias, convergencias y divergencias. Silencios. Distancias. Perdones. Reconciliaciones. Ser artesano de la paz es creer en la comunión y comprometerse en construir comunidad; una comunidad unida en la diversidad, sin confusión y sin división.
DIOS NO CAMBIA DE OPINIÓN
A veces pensamos en la vocación como algo provisional. Como algo que hoy es 'A' y mañana puede ser 'B'. Pero, ¿no será que intentamos traer a Dios a nuestra situación, como el agua a nuestro molino?
Yo creo en que la vocación es para siempre. Dios no juega con nosotros. Cuando decimos «para siempre», en unos votos religiosos, o en el matrimonio, estamos apostando de verdad la vida a una intuición. La garantía no es mágica. Es, más bien, un compromiso. El compromiso de intentarlo, de celebrar y disfrutar cuando el tiempo acompañe, cuando el humor sea radiante y los motivos resplandezcan; pero también seguir adelante cuando haya brumas, cuando toques fondo, cuando el frío te envuelva. Cuando el corazón empuje en otra dirección.
Ningún «para siempre» se sustenta solo en el deseo. A veces deseas lo contrario de lo que un día prometiste. Pero somos mucho más fuertes que nuestro deseo. Somos también capaces de luchar por aquello en lo que creemos. Somos nuestras convicciones, nuestras promesas, nuestras alianzas. Ningún matrimonio duraría para siempre solo sostenido sobre los días fáciles. Y ninguna consagración religiosa puede durar exigiendo a Dios la convicción de los días buenos. Hay momentos en que olvidas los motivos. En que pierdes la firmeza. En que te muerde la nostalgia. En que piensas en los caminos no elegidos. Eso no es ser débil. Es ser humano.
Entonces, ¿por qué seguir, cuando no sientes la misma convicción de otros momentos? ¿Es puro voluntarismo? ¿Es miedo al cambio? ¿Es obcecación? ¡No! Seguimos porque creemos que Dios no juega con nosotros. Dios no nos quiere hoy de un modo y mañana de otros. Dios cree en nuestra pasión, en nuestra capacidad para elegir y luego pelear por aquello que hemos elegido. Dios nos ofrece un camino, y nos acompaña en ese camino. El amor, para ser historia, tiene que ser capaz de templarse en el calor y sostenerse en el frío. Y hay proyectos que salen de las crisis más fuertes, más serenos y más plenos a la vez.
Evidentemente Dios es Dios, y si nosotros cambiamos de opinión, si lo que un día creímos para siempre se nos escurre entre los dedos, si la vida se complica y no encontramos las fuerzas, si en un cierto momento entendemos que tenemos que cambiar de camino, si fracasa aquello por lo que un día quisimos luchar, si por los motivos que sean, elegimos cambiar y cambiamos... no nos dejará solos. Y seguirá saliendo a buscarnos, allá donde vayamos. Él, que es fiel a sus promesas.
NO PUEDE SER UN LUJO
Vivimos en el planeta azul, rodeados de agua. Y no solo rodeados, también estamos hechos mayoritariamente de agua. El agua es símbolo de vida, quizás porque es parte de nuestras necesidades más básicas, sin la que no podríamos existir. Por eso se nos hace difícil pensar que el agua sea un producto de lujo, siendo algo tan cotidiano, tan accesible para nosotros. Tenemos un grifo a unos pocos de metros de distancia casi siempre. De hecho, cuando pedimos un vaso de agua en algún bar nos escandaliza que nos lo cobren. O nos parece que algunas de esas aguas de lujo que nos venden a precio de oro son poco más que tonterías para esnobs. Porque el agua no es un producto de lujo.
Pero eso es mentira para una buena parte de la población de nuestro mundo. Para una no pequeña parte de nuestro planeta el agua sí es un lujo. Para millones de personas en África y Asia lo necesario, lo imprescindible, lo cotidiano se está convirtiendo en una riqueza inaccesible, en algo al alcance de unos pocos, que ni se da por supuesto que se pueda acceder a ella, ni se consigue fácilmente. Ya no se trata de un difícil acceso, con largas caminatas a pie para llegar a una fuente potable. Se trata de la imposibilidad de usar el agua como recurso, para consumir, cultivar, tener una higiene mínima, cocinar… Por sus precios desorbitados o el simple agotamiento y por tanto inexistencia de las reservas. Sobre esta realidad de muchas personas de nuestro planeta nos quiere alertar la Semana Mundial del Agua, que acabó el pasado viernes.
Puedes pensar que es un 'día internacional de…' con los que nos llenan el calendario y que ya cansan o que directamente no tienen sentido, porque una vez que pasa el evento volveremos a nuestra despreocupación habitual, hasta la próxima vez que toque. Y quizás tengas razón. De hecho, en parte, la tienes. Pero también depende de ti, reconócelo. Al menos una vez al año tienes la oportunidad de reflexionar sobre el modo de vida que estamos construyendo y promocionando. Y aunque no puedas cambiarlo tú solo de arriba abajo, piensa que por lo menos podrás tener una opinión bien formada sobre si estamos en el camino correcto o no. Al menos no te dejarás arrastrar por la corriente. Porque sabrás que para mucha gente el gesto tan cotidiano de beber un vaso de agua limpia es un lujo tan inalcanzable como lo es para ti tener un Ferrari aparcado en la puerta. Y eso no te puede dejar indiferente.
EL DIOS POLIÉDRICO
ACOGIDA DE REFUGIADOS UCRANIANOS
Cáritas Española pondrá a disposición de las familias ucranianas 1.111 plazas de acogida en toda España. Tras una encuesta a toda la Confederación, se ha avanzado un primer compromiso por parte de 23 Cáritas diocesanas para acoger en distintos recursos y programas a los refugiados que se han visto obligados a dejar sus hogares por la invasión rusa.
La ONU informa que más de 2,3 millones de personas han huido de Ucrania desde el inicio de las acciones militares llevadas a cabo por Rusia el pasado 24 de febrero.
En las próximas semanas esta capacidad se irá ampliando a medida que las Cáritas diocesanas puedan evaluar su capacidad de acogida. En un principio, este millar de plazas se distribuyen entre viviendas (587) y centros de acogida o albergues (524).
Ayuda en Ucrania, Polonia y Moldavia
Cáritas Española además está en Ucrania desde el año 2010 a través de diversos proyectos de acción social. Tras la invasión rusa, esa colaboración se ha intensificado. Una semana después del inicio de la crisis, envió a Cáritas Ucrania una primera partida de 100.000 euros para atender las necesidades básicas de las personas vulnerables durante sus desplazamientos.
Por otro lado, Cáritas Española ha aprobado la asignación de otros 200.000 euros para programas de emergencia en Moldavia y Polonia ante la masiva huida de la población a esos países vecinos.
Hasta el pasado 3 de marzo, 100.000 ucranianos habían cruzado por la frontera de Moldavia, el país más pobre de Europa. Se calcula que un 45% de ellos permanecerá en el país, usando las redes de familiares y amigos, centros de acogida gubernamentales, servicios de organizaciones sociales, incluida la propia Iglesia.
Los fondos destinados por Cáritas Española a Moldavia serán utilizados para acondicionar y ampliar la capacidad de acogida en refugios, garantizar un transporte seguro y ofrecer apoyo psicosocial. Con esta intervención, que durará 8 meses, se dará atención a 9.600 personas.
En el caso de Polonia, donde el número de desplazados supera ya los 1,3 millones de personas, los 100.000 euros enviados por Cáritas Española irán al reparto de ayuda monetaria para que los refugiados puedan satisfacer sus necesidades más inmediatas. El programa durará tres meses y beneficiará a unas 5.600 personas.
En los puntos fronterizos de Przemysl, Zosin, Hrebenne, Lubaczow y Dorohusk, se han montado “Tiendas (de campaña) de Esperanza”, donde las personas pueden descansar, reciben comida y bebida caliente, ropa, kits de higiene básica y medicinas básicas. “En un primer momento, las personas que llegaban a estos puntos fronterizos contaban con más recursos o con familiares o amigos o incluso con una idea clara de a dónde ir. En estos momentos, las personas necesitan más apoyos, tienen menos planes y menos recursos para conseguir alojamiento propio”, comenta Carmen Gómez de Barreda, responsable de la campaña de emergencia Cáritas con Ucrania.
“Avalancha de solidaridad”
El apoyo de Cáritas Española a todas estas intervenciones es posible gracias a la “avalancha de solidaridad” de toda la sociedad española. La coordinadora de Relación con donantes e instituciones de Cáritas Española, María Ángeles García, señala que “los niveles de generosidad están siendo similares a los registrados durante el tsunami del sudeste asiático en 2004 y al del terremoto de Haití en 2010”.
Actualmente, Cáritas Española no está canalizando donaciones en especie hacia Ucrania, puesto que, según recuerda García, “se trata de una gestión inabordable” para las Cáritas de la región.
“Aunque nos es imposible prever cuál será la evolución de la situación en los próximos días, hacemos un llamamiento a la solidaridad de la sociedad para que podamos seguir atendiendo a las familias que lo están perdiendo todo en este conflicto humanitario”, señala.
Cáritas Española
TU MUNDO Y MI VIDA
Frida Kahlo le decía a Diego Rivera: «Como siempre, cuando me alejo de ti, tomo dentro de mi tu mundo y tu vida».
Nos toca vivir una situación que más que alejarnos del otro nos sumerge de lleno en su realidad. Es el tiempo de la fraternidad, de sentirnos parte de una misma historia, una misma vivencia compartida. No hay colores, géneros, razas o confesiones. No hay diferencias de nortes y sures, no hay fronteras. De repente nos damos cuenta de que nada ni nadie nos puede separar. Que un mismo aplauso unifica a niños, sanitarios, educadores, personal de supermercados y limpieza, policía y transportistas. Que la vida llama a todos a resistir unidos y no fragmentados, sólidos y no líquidos.
Que cada día, desde la vivencia de cada uno, seamos capaces de empatizar con una realidad diferente que toca este mundo sufriente. Y que este ‘tocar’ la realidad nos haga sentirnos profundamente llamadas a sanar, a aliviar, a acompañar a tantos nadies que siguen necesitando que tomemos dentro de nosotros su mundo y su vida.