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Y DIOS RESPONDIÓ

El mundo había llamado a Dios,
pidiéndole respuestas
desde un silencio atronador: “Ven”.
Ven que no siempre sabemos cuidarnos, querernos, acogernos.
Ven, que demasiadas veces el egoísmo nos ha alejado a unos de otros.
Ven, que nos falta tu luz cuando caminamos en sombras
Ven, que sin ti andamos un poco huérfanos

Y Dios respondió.
Esa noche, en Belén, se juntaron muchos caminos.
A una cuadra, fuera de la posada y del refugio
llegó una pareja joven.
Ella había dicho “Hágase”, sin dudar ante la llamada de Dios.
Él se había fiado de un sueño.
Llegaron también unos sabios de Oriente, que buscaban respuestas.
Y unos pastores que acababan de ver trocada la soledad en fiesta.

Y allí, donde confluían compromiso, confianza,
afán de saber y necesidad,
justo allí
se hizo carne el Amor.
Se hizo vida la Promesa.
Se hizo historia Dios.

No seamos nosotros de los que se quedan lejos,
indiferentes o ajenos al misterio.
No seamos como el rey de corazón de piedra,
encerrado en su palacio
ni como los habitantes de la aldea
que ignoran que a su puerta ha llamado el salvador del mundo.

Seamos, más bien, nuevos profetas del Misterio.
Dios ya es, para siempre, el Dios-con-Nosotros,
y hoy, en esta noche Santa,
nos juntamos para cantarlo. Es la hora.

HAY NAVIDAD EN LA PAZ DE LA ESPERANZA

TODAVÍA
Todavía "no hay lugar para ellos"
ni en Belén ni en Lampedusa.
¿Navidad es un sarcasmo?
"Si tu Reino no es de este mundo",
¿qué vienes a hacer aquí
subversivo, aguafiestas?
Para ser el Dios-con-nosotros
has de serlo en la impotencia,
con los pobres de la Tierra,
así, pequeño, así,
desnudo de toda gloria,
sin más poder que el fracaso,
sin más lugar que la muerte,
pero sabiendo que el Reino
es el sueño de tu Padre,
y también es nuestro sueño.
Todavía hay Navidad,
en la Paz de la Esperanza,
en la vida compartida,
en la lucha solidaria,
¡Reino adentro, Reino adentro!
Pedro Casaldáliga

TE SIGO

                                                                                                                                               Parroquia de Villa del Río - Córdoba




Te sigo, Señor, niño del pesebre y de la noche desnuda,
niño del camino y la intemperie, niño de la vida familiar de Nazaret.

Te sigo, joven carpintero, lleno de preguntas, inquieto ante el mundo,
Te sigo, luz de Dios para un mundo con demasiadas sombras.
Te sigo, profeta de la verdad y de un nuevo evangelio.
Y cuando llames a los discípulos, me sentiré también invitado
a participar en esa comunidad. Con tantos.
Te seguiré, o mejor, te seguiremos.
Hacia Jerusalén, y más allá de sus muros.
Hacia la vida, y más allá de la muerte.
Hacia la justicia, peleada a brazo partido.
Hacia el amor más auténtico.
En esta Navidad, celebrada día a día,
en el corazón y en la entraña de los bienaventurados.


CAERCARSE HOY A BELÉN


Acercarse a Belén ,
es acercarse al mundo de los sueños más hermosos.

Porque Belén no es una ciudad de nuestro mundo,
sino un rincón del corazón humano.

En Belén hemos nacido todos,
en Belén se apacienta nuestra infancia.
Aquí giró la historia.
Aquí nació la vida.

Hasta Belén, ser hombre
era nacer para vivir rodando
por la cuesta del tiempo.

Desde Belén , ser hombre
es aprender la enorme
aventura de escalar las alturas.

Aquí, ser hombre se convirtió en ser Hijo de Dios.
Aquí, el Dios de los cielos
inició la locura de volverse pequeño.

Por eso las campanas de Belén están locas,
replican y replican para explicarle al mundo
la alegría del cielo,
para que todos sepan que el hombre está a salvado
ahora que Dios se ha hecho hombre como nosotros.