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EL TIEMPO ORDINARIO
Hemos alcanzado la cincuentena pascual y hemos celebrado la gran Pascua de Pentecostés, que nos permite mirar con esperanza el futuro, porque se nos asegura la presencia, el acompañamiento y hasta la defensa que nos proporciona el Espíritu Santo.
El día a día no siempre es fácil, no solo por lo inmediato que nos toca vivir en nuestros espacios domésticos, sino por el impacto que nos llega de las noticias tan adversas, violentas, terribles de las guerras, terrorismo, desplazamientos humanos…
Tener esperanza, permanecer serenos y mostrar optimismo puede parecer que se debe a que se vive de manera inconsciente, al margen o de espaldas a la realidad de tantos que padecen situaciones insufribles.
Quizá necesitamos la sacudida del terremoto, del huracán o del incendio para saber valorar lo que significa la brisa suave, la paz interior, la convivencia en respeto. Tenemos el reto de no sucumbir en el ensimismamiento y de saber ofrecer el testimonio de vida de quien, gracias a la fe, sabe interpretar todo de otra manera, pero no por ello enajenado del compromiso solidario.
Tiempo de valorar el pan de cada día, el puesto de trabajo, el espacio social y doméstico, la suerte de la relación amiga, la posibilidad de la convivencia prural, la celebración de la fe.
El refrán dice que solo nos acordamos de santa Bárbara cuando truena; y de la salud, cuando estamos enfermos, y de la familia, cuando la tenemos lejos. No debiera ser así, y menos por falta de agradecimiento a tantos dones como se nos han regalado por gracia del Espíritu Santo.
Si hemos pedido ardientemente la venida del Paráclito, del Amigo del alma, del Huésped divino, del Maestro de oración, de la luz y sabiduría del corazón, del Señor y dador de vida, no podemos quedarnos con los regalos para provecho propio. Lo que cada uno es por gracia, lo es para beneficio de los demás.
No nos pertenecemos. En la medida en la que sepamos compartir a diario lo bueno que tenemos acrecentaremos los dones y colaboraremos con una sociedad que se estabiliza gracias a la presencia silenciosa de quienes saben dar lo mejor de sí mismos.
En cada encrucijada cabe reaccionar con nerviosismo o con calma: con violencia o con esperanza; con atrincheramiento defensivo o con apertura de corazón; como testigo de la trascendencia o esclavizado por el materialismo intrascendente; como amigo y compañero de camino de quienes se cruzan en la vida o introvertido por los afanes egoístas.
La vida es diferente según el grado de entrega, y la cotidianidad se puede convertir sea en la tentación del tedio, sea en la mejor posibilidad para prestar a otros la luz del Espíritu que hemos recibido, por el que cabe acrecentar, recrear, embellecer el medio en el que se vive, y posibilitar así la experiencia de la novedad en lo que puede presentarse monótono, gris, reiterativo, crónico. Siempre tenemos la posibilidad de ser signos de luz.
Ángel Moreno de Buenafuente
DOLOROSA
Dolores y lágrimas te abruman, ¡oh Virgen María!, erguida al pie de la Cruz del Señor Jesús, tu Hijo Redentor. Virgen Madre de Dios, aquél a quien el mundo entero no puede contener, el autor de la vida, hecho hombre, sufre este suplicio de la Cruz.
Santa María, la Reina del cielo y Señora del mundo, permanecía de pie, llena de dolor, junto a la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo.
¡Oh, todos vosotros!, que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor como el dolor mío.
¿A dónde se ha ido tu amado, ¡oh!, la más hermosa de las mujeres? ¿A dónde se ha retirado tu amado, para que contigo lo busquemos?
EL SIGNO DE LA PAZ DURANTE LA MISA
El Vaticano aclara cómo realizar bien el signo de la paz durante la Misa
Vaticano 2014-08-03
Durante los últimos
meses el Vaticano ha centrado su atención en el signo de la paz que se
hace durante la Misa. La Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos ha publicado unas directrices sobre este rito.
En mayo de 2008, las
Conferencias de los Obispos presentaron sus sugerencias al dicasterio.
Proponían cambiar el momento en el que se realiza el signo de la paz con el fin
de comprender mejor este gesto. El cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la
Congregación, ha respondido a través de esta carta.
Dice que es "conveniente conservar en la liturgia romana el rito de la
paz en su puesto tradicional y no introducir cambios estructurales en el Misal
Romano”.
También ofrece algunas
sugerencias prácticas a la hora de realizar este signo para facilitar su
comprensión. Además, subraya tres errores que se
realizan comúnmente y que se deben evitar:
"La introducción
de un 'canto para la paz', inexistente en el Rito romano”.
"Los
desplazamientos de los fieles para intercambiarse la paz”.
"Que el sacerdote
abandone el altar para dar la paz a algunos fieles”.
Por último, el cardenal
Cañizares invita a los obispos y sacerdotes a que ayuden a los católicos
a profundizar en el significado espiritual del signo de la paz
durante la Misa.
PALABRA DE DIOS
LO QUE HABÉIS RECIBIDO GRATIS,

En aquel tiempo, dijo Jesús
a sus apóstoles:
«Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.
Curad
enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios.
Lo que habéis
recibido gratis, dadlo gratis.
No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla;
ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni
bastón; bien merece el obrero su sustento.
Cuando entréis en un pueblo o aldea,
averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis.
Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis
vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os
recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de
los pies.
Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y
Gomorra que a aquel pueblo.»
HOY CELEBRAMOS EL AMOR QUE DIOS NOS TIENE
Hay dos palabras contra culturales en los textos de la fiesta de hoy: propiedad peculiar y yugo. En este tiempo en que valoramos tanto la autonomía y la libertad ¿cómo querríamos ser propiedad de alguien? ¿Y cómo vamos a estar dispuestos a que nos impongan un yugo?
La clave nos la da la carta de Juan: Dios nos ama de esta manera y esa extraña manera suya de amar incluye el ser un poseedor codicioso y ávido (lo sabemos por las parábolas): guarda lo que le pertenece (una oveja, una moneda, una propiedad…) y da la impresión de no soportar la más mínima pérdida ni disminución en sus haberes. Quizá es eso lo que quieren reflejar los iconos del descenso a los infiernos: para sacar de sus tumbas a Adán y a Eva (su propiedad peculiar): el Resucitado los agarra casi violentamente por las muñecas. Si alguien nos agarra por ellas, será inútil tratar de soltarnos y podemos darnos por atrapados.
El yugo nos revela otro de los rasgos del amor que hoy celebramos: quien ama, no soporta la distancia ni la lejanía sino que busca la máxima cercanía, esa que simboliza el yugo que une a quienes recorren el mismo camino.
Dolores Aleixandre
ESTANCADOS
El Papa Francisco está repitiendo que los miedos, las dudas, la falta de audacia... pueden impedir de raíz impulsar la renovación que necesita hoy la Iglesia. En su Exhortación “La alegría del Evangelio” llega a decir que, si quedamos paralizados por el miedo, una vez más podemos quedarnos simplemente en “espectadores de un estancamiento infecundo de la Iglesia”.
Sus palabras hacen pensar. ¿Qué podemos percibir entre nosotros? ¿Nos estamos movilizando para reavivar la fe de nuestras comunidades cristianas, o seguimos instalados en ese“estancamiento infecundo” del que habla Francisco? ¿Dónde podemos encontrar fuerzas para reaccionar?
Una de las grandes aportaciones del Concilio fue impulsar el paso desde la “misa”, entendida como una obligación individual para cumplir un precepto sagrado, hacia la “eucaristía” vivida como celebración gozosa de toda la comunidad para alimentar su fe, crecer en fraternidad y reavivar su esperanza en Cristo.
Sin duda, a lo largo de estos años, hemos dado pasos muy importantes. Quedan muy lejos aquellas misas celebradas en latín en las que el sacerdote “decía” la misa y el pueblo cristiano venía a “oír” la misa o “asistir” a la celebración. Pero, ¿no estamos celebrando la eucaristía de manera rutinaria y aburrida?
CORPUS CHRISTI, DÍA DE LA CARIDAD
Construyamos espacios de esperanza
La fiesta del Corpus Christi nos invita a entrar en el misterio de la Eucaristía, "misterio que se convierte en el factor renovador de la historia y de todo el cosmos. En efecto, la institución de la Eucaristía muestra cómo aquella muerte, de por sí violenta y absurda, se ha transformado en Jesús en un supremo acto de amor y de liberación definitiva del mal para la humanidad"
La Eucaristía, sacramento del amor, aviva en nosotros la conciencia de que donde hay amor brilla también la esperanza, pues allí donde el ser humano se siente amado, experimenta la salvación de Dios y descubre que es posible la esperanza.
Desde este misterio de amor y de esperanza, que es la Eucaristía, los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social invitamos a todos los cristianos, y de manera especial a cuantos trabajáis en la acción caritativa y social, a abrir los ojos al sufrimiento de nuestros hermanos más pobres, a escuchar el clamor de los pueblos que padecen hambre y a construir juntos espacios de esperanza.
Miremos la realidad desde los pobres
Escuchemos el clamor de los pueblos
Generemos espacios de esperanza
Ser instrumentos de liberación y promoción de los pobres, significa hoy –según nos dice Cáritas en su Campaña- construir espacios que sean germen de un futuro distinto y generen esperanza. Y generamos espacios de esperanza en medio de una sociedad asfixiada por la crisis:
Cuando respondemos con gestos sencillos y cotidianos de solidaridad ante las necesidades de los hermanos y cambiamos nuestros hábitos alimentarios evitando el desperdicio de alimentos.
Cuando reconocemos la función social de la propiedad, el destino universal de los bienes y defendemos los derechos de los más pobres aún a costa de renunciar los más favorecidos a algunos de sus derechos.
Cuando creamos una nueva mentalidad que nos lleva a pensar en términos de comunidad y a dar prioridad a la vida de todos sobre la apropiación indebida de los bienes por parte de algunos.
Cuando contribuimos a una economía al servicio del ser humano, no del dinero y el mercado, y rechazamos y denunciamos la economía de la exclusión y del descarte que mata.
Cuando apostamos por los más débiles, promovemos el desarrollo integral de los pobres y cooperamos para resolver las causas estructurales de la pobreza.
Con estacampaña Cáritas quiere ayudarnos a tomar conciencia del gran papel que jugamos cada persona, cada familia, cada comunidad, en este momento de la historia. Es una invitación a construir espacios de vida, de novedad, de justicia, de fraternidad, para restaurar los derechos de todas aquellas personas que viven en situación de pobreza y vulnerabilidad.
Por eso, con palabras de Francisco os decimos: «no os dejéis robar la esperanza». Desde el misterio de la Eucaristía, vida entregada para la vida del mundo, os animamos aquí y ahora, en este momento de nuestra historia, a mirar la realidad desde los pobres, a escuchar su clamor y a generar cada día pequeños espacios de esperanza.
HOMILIA
El viernes, día 23 de mayo, los alumnos de segundo de Bachillerato del Colegio Sagrado Corazón de Fuencarral, finalizaron su estancia en el Centro.
Dentro de un contexto agradable, tuvo lugar la Eucaristía.
Ahí va la homilía pronunciada por el P. Iván David O.S.A
NO TIENE DESPERDICIO...
GRADUACIÓN 2º BTO – COLEGIO SAGRADO CORAZÓN – FMMDP
– 23/05/14
Quiero comenzar estas breves palabras saludando de manera cariñosa y
cercana a los padres, familiares y amigos de estos alumnos que hoy se gradúan,
a los profesores y educadores que los habéis acompañado de manera ejemplar, a
las hermanas de la comunidad religiosa de Franciscanas Misioneras que un día
los acogisteis en este colegio del Sagrado Corazón…en definitiva un saludo y
una felicitación efusiva y gozosa para todos los que formáis esta Comunidad
Educativa que da lo mejor de sí para formar hombres y mujeres que merezcan la
pena…y cómo no, para el final, los más importantes…vosotros, alumnos y alumnas
de 2º de Bachillerato que durante mucho tiempo habéis esperado este gran
momento, y que por fin ha llegado…hoy es un día de fiesta, hoy no hay lugar
para las caras tristes ni los gestos de contradicción…vuestro corazón late
acelerado ante uno de los momentos más bonitos y emocionantes de la etapa
escolar…es el cierre de una puerta que nos va a posibilitar la apertura de
otras muchas…pero ese cierre hay que hacerlo, vivirlo y sentirlo con la
importancia que tiene y se merece…hoy todos los que os acompañamos nos vestimos
de fiesta, estamos de celebración, y por eso estamos también aquí celebrando la
Eucaristía juntos…porque aunque a veces se nos haya olvidado o no nos lo hayan
contado a Dios le gusta y disfruta cuando nosotros estamos de fiesta, cuando
estamos alegres y compartimos esa felicidad con los que queremos y nos
quieren…nos lo ha dicho S. Pablo en la primera lectura que dirigía a los
Filipenses, pero que hoy os dirige también a vosotros de manera especial, a
vosotros jóvenes de 2º Bachillerato: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo
repito, estad alegres”…y esa debe ser hoy y siempre nuestra mejor definición,
la alegría, una alegría que no podrá ser plena si los que están a nuestro
alrededor no están también alegres y felices…esta será una de nuestras grandes
tareas al salir de estas aulas y pasillos que os han albergado durante
años….repartir, compartir, entregar alegría y felicidad a los que nos rodean, y
esto no debe sonar a tópico bonito y romántico sin más…sino que nos los debemos
plantear como algo concreto y realizable, y para ello, habrá que luchar contra
tantas injusticias que no dejan ni permiten que la gente esté alegre y sea
feliz…pertenecéis a unas generaciones que tienen el compromiso social, la lucha
por la igualdad, el ejercicio de la solidaridad…muy claro y muy interiorizado…y
para esto habéis pasado aquí tantos años, para ser, a partir de ya hombres y
mujeres que vivan con unos valores personales, sociales, familiares….que son
los valores de Jesús de Nazareth, y que son los que os harán ser alternativa a
tanto sin sentido y tanta mediocridad. El éxito o el fracaso de vuestros muchos
o pocos años pasados aquí, se empezará a calibrar ahora, cuando fuera del
contexto colegial donde habéis estado amparados, demostréis que sois con
mayúsculas hombres y mujeres que han sido formados en el estilo de vida de
Jesús a la manera de la beata María Ana Mogas…de muy poco servirá todo lo
aprendido, memorizado…a nivel académico y curricular si vuestro corazón no ha
sido tocado, si vuestra alma no ha sido preparada para volar, soñar y salir
convencidos de este colegio, que yo tengo mucho que decir y hacer por mí y por
mis semejantes, a los que me han enseñado a llamar hermanos y que por tanto
tengo que procurar tratarlos como tales.
EL ESPÍRITU DE LA VERDAD
Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Los ve tristes y abatidos. Pronto no lo tendrán con él. ¿Quién podrá llenar su vacío? Hasta ahora ha sido él quien ha cuidado de ellos, los ha defendido de los escribas y fariseos, ha sostenido su fe débil y vacilante, les ha ido descubriendo la verdad de Dios y los ha iniciado en su proyecto humanizador.
Jesús les habla apasionadamente del Espíritu.No los quiere dejar huérfanos. Él mismo pedirá al Padre que no los abandone, que les dé “otro defensor” para que “esté siempre con ellos”. Jesús lo llama “el Espíritu de la verdad”. ¿Qué se esconde en estas palabras de Jesús?
Este “Espíritu de la verdad” no hay que confundirlo con una doctrina. Esta verdad no hay que buscarla en los libros de los teólogos ni en los documentos de la jerarquía. Es algo mucho más profundo. Jesús dice que “vive con nosotros y está en nosotros”. Es aliento, fuerza, luz, amor... que nos llega del misterio último de Dios. Lo hemos de acoger con corazón sencillo y confiado.
Este “Espíritu de la verdad” no nos convierte en “propietarios” de la verdad. No viene para que impongamos a otros nuestra fe ni para que controlemos su ortodoxia. Viene para no dejarnos huérfanos de Jesús, y nos invita a abrirnos a su verdad, escuchando, acogiendo y viviendo su Evangelio.
Este “Espíritu de la verdad” no nos hace tampoco “guardianes” de la verdad, sino testigos.Nuestro quehacer no es disputar, combatir ni derrotar adversarios, sino vivir la verdad del Evangelio y “amar a Jesús guardando sus mandatos”.
LA PALABRA DE DIOS PERMANECE EN VOSOTROS
De la
carta de Juan, se puede decir que su mensaje va dirigido a la comunidad,
pues cada cosa que indica a los sucesivos grupos, es extensible a todos
los integrantes de la familia cristiana. Y dentro de la comunidad
seguidora de Jesús el tener conciencia de ser hijos es una de las
experiencias más gratificantes, al reconocer así que hemos nacido de
Dios, que Él nos ha llamado a la fe y a nuestro Dios lo reconocemos como
Padre.
Añade el texto uno de los
temas recurrentes en la comunidad de Juan, el mundo, como realidad
opuesta a los planes de un Dios entregado a la causa de los hombres.
Llamada de atención para no bajar la guardia ante los que dicen no a la
Palabra, ni pretender la comunidad cristiana servir a dos señores, pues
así hacemos un camino de muerte. Los hijos de Dios somos caminantes
hacia la vida y por el amor de un Dios que es Padre permaneceros para
siempre.
LITURGIA DE LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL AÑO

El lunes y martes, la liturgia es de días Infraoctava de Navidad. Las
primeras lecturas pertenecen a la primera carta de Juan. El tema de los
primeros días es el amor, tan propio de la tradición joánica. El martes,
es el último día del año civil. La Iglesia es consciente de ello y por
eso la primera lectura, también de la primera carta de san Juan, se
inicia “Hijos míos es la última hora”, y aconseja cómo deben valorase a
si mismos los cristianos y como han de actuar. El Evangelio del Prólogo
del evangelio de San Juan expone el acontecimiento más relevante de la
historia: El Verbo vino a los suyos. Los años discurren y han discurrido
antes y después de ese acontecimiento. El miércoles es la solemnidad
de Santa María Madre de Dios, la reflexión queda sustituida por la
homilía de ese día. San Gregorio y san Basiio son los primeros santos
que celebramos en el año. Dos Padres de la Iglesia.
VESTÍOS DE LA MISERICORDIA ENTRAÑABLE
Nos llamas tú a vestirnos el
vestido de la familia, de las relaciones naturales que sostienen el
crecimiento del ser en el amor, en el nido de la afectividad, en la
seguridad, en la confianza, en la posibilidad de alcanzar la plenitud.
El vestido de María y José contigo: la misericordia, entrañable, la
bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el perdón., Y el amor,
como ceñidor de la unidad familiar consumada. Pertenecemos a tu familia,
Señor; haznos participar de tu bien.
GENEALOGIA DE JESUCRISTO

Una vez más, al escuchar esta lectura, me siento parte de tu nombre,
Dios con nosotros, carne de tu carne, miembro de una humanidad asumida
por ti. Me vistes de tu dignidad, me amas con ternura, como a cualquier
ser humano, y por eso te doy gracias, y te bendigo, y me comprometo a no
cerrarme a mi propia carne sino ofrecerte mi vida para que en nuestros
días florezca tu justicia y tu paz abunde eternamente.
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