Santiago Agrelo Martínez
Jugar a perder:
Al crearte, Dios se hizo pobre. Si el amor es la razón por la que te creó, si te creó para el amor y la vida, a Dios, lo puedo decir así, le faltas tú.
La de la Salvación es la historia de un Dios pobre que, por los caminos del mundo, busca desde siempre encontrarse contigo; es la historia de un Dios al que el amor ha empobrecido radicalmente, pues por entero se te ha dado el que te ama.
A esta pobreza de Dios, escogida para crearnos, extremada por amarnos, se añade la que le hacemos padecer cuando, ignorando su amor, o atemorizados por su pretensión de totalidad, cerramos la puerta al que llama, no recibimos al que viene a nuestra casa, a su casa.
Si no lo sabes, lo intuyes: El que ama, pierde, se pierde.
Dichoso el que se pierde amando, pues ése solo se encontrará.
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