MINUTO DE ORACIÓN

Señor Jesucristo, quisiera ofrecerte
una casa bien limpia y barrida
para que la habites, pero no puedo.
Ahora sí que puedo exclamar sabiendo lo que quiere decir:
'Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa...'.

¡Pero Tú ya estás aquí!
Viviendo entre los ídolos que antes aquí reinaron.
El suelo está sucio y, a veces, la habitación mal ventilada,
¡incluso para mí!
Tu presencia aquí me avergüenza,
sin embargo, Tú dormiste en una cueva,
Tú pasaste noches enteras
bajo el manto de las estrellas.
Pero, aunque no pueda acomodarte mejor,
sentiré, de igual manera, la alegría
de que Tú estás presente.

Tengo que creer firmemente, Señor,
y no puedo tener la menor duda
de que Tú te sientes, como en casa, con los pecadores.
Y mi mayor pecado, Señor Jesús,
¡es que no quiero contarme entre los pecadores!
Me cuesta mucho aceptar esto,
aunque es absolutamente evidente.
Pero la esperanza es como un rayo verde
en medio de un mundo ahogado y en desorden.
Y esta esperanza viene de tu Espíritu.
Ahora puedo descansar, Señor, en esta esperanza.
MINUTO DE ORACIÓN

Señor Jesucristo, quisiera ofrecerte
una casa bien limpia y barrida
para que la habites, pero no puedo.
Ahora sí que puedo exclamar sabiendo lo que quiere decir:
'Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa...'.

¡Pero Tú ya estás aquí!
Viviendo entre los ídolos que antes aquí reinaron.
El suelo está sucio y, a veces, la habitación mal ventilada,
¡incluso para mí!
Tu presencia aquí me avergüenza,
sin embargo, Tú dormiste en una cueva,
Tú pasaste noches enteras
bajo el manto de las estrellas.
Pero, aunque no pueda acomodarte mejor,
sentiré, de igual manera, la alegría
de que Tú estás presente.

Tengo que creer firmemente, Señor,
y no puedo tener la menor duda
de que Tú te sientes, como en casa, con los pecadores.
Y mi mayor pecado, Señor Jesús,
¡es que no quiero contarme entre los pecadores!
Me cuesta mucho aceptar esto,
aunque es absolutamente evidente.
Pero la esperanza es como un rayo verde
en medio de un mundo ahogado y en desorden.
Y esta esperanza viene de tu Espíritu.
Ahora puedo descansar, Señor, en esta esperanza.

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