LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO

‎22 de febrero, fiesta de la cátedra de san Pedro: Esta fiesta se celebra desde la antigüedad para poner de manifiesto la unidad de la Iglesia, fundada en la persona del apóstol Pedro, primer obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal. El ministerio que ejercía el Apóstol, desde la Cátedra (la palabra "cátreda" significa el asiento elevado, desde donde el maestro da lección a los discípulos), estaba simbolizado por un sillón solemne, de distintos materiales según las épocas. Esta veneranda reliquia se conserva ahora en el ábside de la basílica del Vaticano, y la componen unas sencillas tablas de madera que, desde muy antiguo, están forradas con láminas historiadas de marfil. El arte de Bernini la metió en un colosal relicario, con lo que el Papa no puede sentarse en ella, como hicieron los pontífices durante siglos, aunque conserva todo su simbolismo, y es lo que celebramos.- Oración: Dios todopoderoso, no permitas que seamos perturbados por ningún peligro, tú que nos has afianzado sobre la roca de la fe apostólica. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
22 de febrero, fiesta de la cátedra de san Pedro: Esta fiesta se celebra desde la antigüedad para poner de manifiesto la unidad de la Iglesia, fundada en la persona del apóstol Pedro, primer obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal. El ministerio que ejercía el Apóstol, desde la Cátedra (la palabra "cátreda" significa el asiento elevado, desde donde el maestro da lección a los discípulos), estaba simbolizado por un sillón solemne, de distintos materiales según las épocas. Esta veneranda reliquia se conserva ahora en el ábside de la basílica del Vaticano, y la componen unas sencillas tablas de madera que, desde muy antiguo, están forradas con láminas historiadas de marfil. El arte de Bernini la metió en un colosal relicario, con lo que el Papa no puede sentarse en ella, como hicieron los pontífices durante siglos, aunque conserva todo su simbolismo, y es lo que celebramos.- Oración: Dios todopoderoso, no permitas que seamos perturbados por ningún peligro, tú que nos has afianzado sobre la roca de la fe apostólica. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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