Fallece EL conocido sacerdote Ignacio Larrañaga a los 84 años de edad

P. Ignacio Larrañaga + (foto Facebook Capuchinos Chile)
MÉXICO D.F., 28 Oct. 13 / 01:02 pm (ACI).- Los capuchinos de Chile informaron que el conocido sacerdote franciscano Ignacio Larrañaga falleció esta mañana en México, luego de una larga vida marcada por una vida pastoral profunda como predicador, escritor, director espiritual, organizador de conferencias, cursos y retiros. Uno de sus apostolados más grandes fue el te los Talleres de Oración y Vida (TOV).
Los capuchinos de Chile señalan a través de su cuenta de Facebook que "esta mañana ha partido a la casa del Padre nuestro hermano Ignacio Larrañaga, conocido por sus libros espirituales y la fundación de los Talleres de Oración y Vida".
El sacerdote, explican, "se encontraba en México, dando retiros y conferencias, cuando en la madrugada de hoy fue encontrado ya sin vida".
"Cuando tengamos más detalles de sus funerales, les informaremos por estos medios. Encomendamos a vuestra oración a nuestro hermano que tanto bien ha hecho a la Iglesia", concluyen.

 
Entre sus escritos destacan
 
“Muéstrame tu rostro”,
“El hermano de Asís”,
“El pobre de Nazaret”,
 “Salmos para la vida”,
“El silencio de María”,
“Del sufrimiento a la paz”,
“El matrimonio feliz”.
***
PLEGARIA DE LA NOCHE
 
Padre mío, ahora que las voces se silenciaron
y los clamores se apagaron,
aquí al pie de la cama
mi alma se eleva hasta a Ti para decirte:
Creo en Ti, espero en Ti,
te amo con todas mis fuerzas.
Gloria a Ti, Señor.
Deposito en tus manos
la fatiga y la lucha,
las alegrías y desencantos
de este día que quedó atrás.
Si los nervios me traicionaron
si los impulsos egoístas me dominaron,
si di entrada al rencor o a la tristeza,
¡perdón, Señor! Ten piedad de mí.
Si he sido infiel,
si pronuncié palabras vanas,
si me dejé llevar por la impaciencia,
si fui espina para alguien, ¡perdón, Señor!
No quiero esta noche entregarme al sueño
sin sentir sobre mi alma
la seguridad de tu misericordia,
tu dulce misericordia
enteramente gratuita, Señor.
Te doy gracias, Padre mío,
porque has sido la sombra fresca
que me ha cobijado
durante todo este día.
Te doy gracias porque
-invisible, cariñoso, envolvente-
me has cuidado como una madre,
a lo largo de estas horas.
Señor, a mi derredor
ya todo es silencio y calma.
Envía el ángel de la Paz a esta casa.
Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu,
desata mis tensiones,
inunda mi ser de silencio y serenidad.
Vela sobre mí, Padre querido,
mientras me entrego confiado al sueño,
como un niño que duerme feliz en tus brazos.
En tu nombre, Señor,
descansaré tranquilo. Así sea.
 
P. Ignacio Larrañaga
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