ESPÍRITU DE ... SABIDURÍA
Una sabiduría solo al
alcance de los sencillos, de quienes no se las saben todas, y están abiertos a
aprender toda la vida. Una sabiduría hecha a la medida de quienes se atreven a
preguntarse, y a la vez, buscar repuestas. Ese Espíritu que se nos cuela por
las rendijas de la vida de cada día, y nos enseña a mirar más allá de lo evidente,
descubriendo el fondo de las cosas, y ver quizá, detrás de ese rostro dolorido,
ese deseo profundo de ser amado. Espíritu de sabiduría que nos enraiza en la
más genuino de nosotros mismos, sacando de cada uno esa bondad, que nos hace
salir de nosotros mismos, de nuestros miedos y miradas recortadas por las
prisas y los éxitos. Bendita sabiduría que nos hace apuntar alto, levantando la
mirada y abriéndonos a horizontes nuevos.
Un Espíritu de
Sabiduría que nos alienta a entrelazar nuestras vidas con nuestros hermanos los
hombres, los pequeños y olvidados, conjugando con ellos nuestras
vidas. Escuchando la voz de quienes más nos necesitan. Contemplando la
vida que se nos regala cada día en mil gestos y detalles. Acogiendo a quienes
se acercan buscando esa mano amiga. ¡Bendita Sabiduría!, que, al estilo de
Jesús de Nazaret, se apoya en lo pequeño para hacer cosas grandes, dejando en
evidencia a quienes creen saberlo todo. En ti queremos sostenernos en nuestras
luchas de cada día.
Por aquel tiempo, Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los
sabios y entendido» (Mt 11, 25)
Nacho Morso
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