Cuando triunfa el lenguaje del odio
El encuentro por la paz en junio y la apuesta personal del Papa Francisco por favorecer el diálogo ¿en qué va a quedar? ¿escucharán los líderes implicados?
Por enésima vez, los obispos católicos de Tierra Santa han hecho público un comunicado en el que piden el cese de la violencia desatada tras el asesinato de tres jóvenes israelíes y de un joven palestino la semana pasada. La escalada de actos violentos va en aumento: tras el lanzamiento de cohetes sobre Jerusalén ayer, hoy Israel respondió con el bombardeo de 160 objetivos en Gaza. Ya hay 23 muertos palestinos, entre ellos varios niños.
Los obispos apelan sobre todo la la responsabilidad de los políticos
israelíes y a la utilización de un "lenguaje que incita al odio",
tanto por palestinos como por israelíes, pero especialmente por parte de estos
últimos, que utilizan un discurso de castigo colectivo “alimentado por
actitudes y expresiones de un liderazgo que sigue utilizando un discurso
discriminatorio que promueve derechos exclusivos de un grupo y la ocupación con
todas sus desastrosas consecuencias".
Al
respecto, es muy interesante el análisis que
el periodista judío Gad Lerner hace en el diario italiano La Repubblica: A
pesar de que las familias y los amigos de los tres adolescentes israelíes
asesinados llamaban a la calma y a la no violencia (ABC, 8
julio), un grupo de jóvenes israelíes raptaba y quemaba vivo a otro adolescente
palestino, Mohamed Abu Khder. Estos jóvenes israelíes que han cumplido la
espantosa venganza, reflexiona Lerner, proceden de grupos "ultras"
que rodean un equipo de futbol, el Beitar. Y es habitual oir en los estadios
sus gritos de "muerte a los árabes" y blasfemias de todo tipo. Grupos
de este tipo, como "Price Tag",
llevan a cabo acciones contra civiles árabes y contra sus propiedades, sin que
las fuerzas del orden intervengan con energía.
Más
que fanatismo religioso - que también está presente, con la manipulación de un
concepto forzado de "tierra prometida" -, se trata, explica Lerner,
"de la afirmación de una forma distinta de racismo: la islamofobia.
"La idea de que los árabes son por naturaleza indignos de confianza e
irreducibles. Sólo la fuerza puede dominarlos, no entienden otro lenguaje. Poco
importa preguntarse las razones de su actuación, o enternecerse por su
sufrimiento".
Esta
actitud, acusa el periodista, recuerda demasiado al discurso de los grupos
ultras y neonazis europeos. Y recuerda el escándalo que suscitaron las palabras
del escritor judío Amos Oz, cuando comparó con los "neonazis
europeos" a los extremistas que agreden a los árabes o llenan de
inscripciones amenazadoras iglesias y mezquitas. Esto en un país, añade Lerner,
"donde sólo hablar de racismo debería provocar escalofríos en la
espalda", como también denunció el conocido historiador del
fascismo Zeev Sternhell.
Al
mismo tiempo, los obispos hacen notar también el lenguaje violento que domina
en las calles de Palestina y que afirma que llegar a una solución justa del
conflicto es imposible. Son grupos que intentan "construir una sociedad
totalitaria, monolítica, en la que no hay espacio para la diferencia o la diversidad,
y que aprovechan la actual situación de desesperación". "La
resistencia a la ocupación no puede ser equiparada al terrorismo", pues
éste es "parte del problema".
“Hace falta un cambio radical por ambas partes", dicen los obispos.
"Hacen falta personas capaces de tomar decisiones difíciles",
"dispuestas a sacrificar su carrera política por el bien de una paz
duradera”. Líderes que tengan la vocación de ser "agentes de paz",
"personas en busca de justicia” y con una visión alternativa a la
violencia.
El
encuentro por la paz en junio y la apuesta personal del Papa Francisco por
favorecer el diálogo ¿en qué va a quedar? ¿escucharán los líderes implicados?
Se sabe que Benjamin Netanyahu intentó contener los ataques contra Gaza hasta
el pasado jueves, lo que provocó una ruptura con su aliado Liebermann (El País,
8 julio).
Por su
lado, el presidente palestino Mahmoud Abbas publicó ayer un artículo en
el diario israelí Haaretz afirmando que no podrá haber paz mientras los israelíes
no acepten positivamente la existencia de dos estados en pie de igualdad. Si
Israel no cede a esto y Palestina no renuncia claramente al terrorismo no hay
paz posible en Tierra Santa. Pero si en Israel se instala un discurso de corte
"racista" contra los palestinos, y Palestina se deja seducir por el
islamismo, no puede haber voluntad de paz. Y los que luchan por ella, entre
ellos los cristianos, se van quedando cada vez más solos.
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