En esas horas tardías
empieza tu reinado,
reposado en el día,
activo en las noches.
La oscuridad es tu aliada,
tus sentidos se agudizan,
tus ojos se agrandan
y ves más que cualquier otro ser.
La majestuosidad en el vuelo
te declara rey en las noches,
silencioso
pero efectivo.
Tu prole te necesita,
de tu acierto depende
su supervivencia
y la de tu especie.
Surcas el cielo con tu señorial vuelo,
te dejas acunar por las corrientes,
aprovechas su calidez o
frialdad según te convenga.
Todo ello para volver al renacer del día
a tu magnifica atalaya natural,
esperando una vez más
ver aparecer los primeros jirones nocturnos.
(KANET)
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