“Hermano
León, tu hermano Francisco te desea salud y paz. Así te digo, hijo mío, como
una madre, que todo lo que hemos hablado en el camino, brevemente lo resumo y
aconsejo en estas palabras, y si después tú necesitas venir a mí por consejo,
pues así te aconsejo: Cualquiera que sea el modo que mejor te parezca de
agradar al Señor Dios y seguir sus huellas y pobreza, hazlo con la bendición
del Señor Dios y con mi obediencia. Y si te es necesario en cuanto a tu alma,
para mayor consuelo tuyo, y quieres, León, venir a mí, ven”.
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