" SEÑOR, ¡ENSÉÑAME A SER TÚ EN MEDIO DE ESTA CIUDAD!“

     Carlos Osoro, el esperado, quiere        una Iglesia de “puertas abiertas”       y “casa de la misericordia”

 Osoro quiere ser “padre, hermano y pastor de todos”, incluso de los no creyentes.
Os invito a todos a vivir juntos dejándonos abrazar por el amor de Dios, que es tan grande, de tal calado y profundidad, que nunca decae, se aferra a nuestra existencia que siempre impulsa a dar la mano a quien tenga al lado, nos sostiene, nos levanta y nos guía. Para ello, es necesario que todos los cristianos podamos vivir una relación tal con Jesucristo que, cuando nos acerquemos a los demás, podamos decir con obras y palabras, como los primeros discípulos, «hemos visto al Señor».
Me produce una gran impresión el encuentro del Señor con los discípulos de Emaús; por ello, quisiera deciros que esta es la Iglesia a la que me gustaría dar rostro con vosotros: los discípulos iban por el camino desalentados, en la desesperanza y la tristeza, en el agobio y la desilusión. Se encuentran con Jesús en el camino. No lo reconocen. Comienzan a hablar con Él. Lo escuchan. Entre las palabras que les dice y su compañía sienten algo especial, les produce tal atracción su presencia que, cuando el Señor se despide de ellos, le dicen: quédate con nosotros porque atardece. El Señor crea y provoca atracción, desean estar con Él aun sin saber que es Jesús, pero han experimentado que con Él hay luz en el camino, sin Él llega la oscuridad y el atardecer. Y el Señor no solamente se queda con ellos, sino que se sienta y parte el pan, se da a sí mismo, da su vida.
La Iglesia recorre el camino de su Señor, el Cuerpo del Señor que es la Iglesia hace el mismo camino de la Cabeza que es Cristo. Escucha a todos los hombres y siente una preocupación especial por quienes están más abandonados y excluidos, por lo más pobres, entre los que se encuentran también quienes no conocen a Dios. Ella desea regalar lo que el Señor daba y percibían los se encontraban con Él, que provocaba tal atracción. La Iglesia tiene que seguir regalando la desproporción, que es la que nos hace más humanos. Aquella misma que les hizo ver a los discípulos cuando les pidió que diesen de comer a una multitud. Con la proporción de cálculos humanos, la que ellos tenían, cinco panes y dos peces, era normal que dijesen, desalentados, que no podían dar de comer a esta multitud. Y es entonces cuando aparece la desproporción de Dios, que toma en sus manos los cinco panes y dos peces y da de comer a la multitud; y sobró. Esta es la que tenemos que vivir nosotros. Y es que en manos de Dios todo es diferente, con su fuerza, su gracia, su amor, todo es distinto. Hagamos descubrir a todos los hombres que en manos de Dios todo es diferente, y que además se descubre y se logra el verdadero humanismo, el humanismo de verdad. Todo esto, vivido en comunión con Jesucristo es más humano, pueden comer todos, nos hace hermanos.   (De la homilía de monseñor Osoro)

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