SINODO DE LA FAMILIA

La Iglesia tiene que ser capaz de acompañar a las familias

La familia y fe son realidades íntimamente relacionadas: la fe se transmite principalmente en la familia, y se alimenta al vivirla y compartirla en familia.
Creo que la principal causa de la pérdida de la fe es, precisamente, la crisis de la familia. 
Cuando la familia se rompe suele dejar de ser esa iglesia doméstica en la que los padres son para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y deja de ser también la primera escuela de vida cristiana y "del más rico humanismo". Al mismo tiempo, cuando faltan la fe y la comprensión de la sacramentalidad del matrimonio, tanto la vida conyugal como la vida familiar se debilitan.
-La familia se ha diversificado, y en muchos casos los mayores ya no forman parte del día a día familiar. ¿El alejamiento de los abuelos ha sido negativo?
Los abuelos desempeñan -o deberían desempeñar- un papel importantísimo en la vida de sus nietos. Y, en muchos casos, los abuelos siguen estando ahí, ayudando a sus hijos con el cuidado de los nietos, llevándoles al colegio, haciendo los deberes con ellos mientras los padres trabajan…
Es de justicia reconocer que, en muchos casos, las familias salen adelante gracias a la presencia de los abuelos. Y los abuelos también aportan mucho a sus hijos casados, aunque no precisen de su ayuda material. Es muy bonito comprobar cómo la relación con los hijos cambia cuando ellos se convierten, a su vez, en padres. En ese momento descubren y comprenden muchas cosas y los padres-abuelos, desde el segundo plano que les corresponde, pueden aconsejar, acompañar, apoyar mucho a sus hijos en esta nueva etapa de su vida.

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