Propósitos de Año Nuevo, ¿sientes emociones o tienes proyectos?

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Empieza el 2015 con buen pie: Si dejas que la sabiduría de Dios te ayude, tendrás mejores resultados

Una nueva oportunidad
Iniciar un nuevo año no debe ser únicamente acostarse por la noche para levantarse al día siguiente, ni cambiar el calendario viejo por el nuevo. El inicio de un nuevo año constituye una oportunidad para hacer proyectos de vida, fortalecer lo positivo o hacer grandes cambios para sacar de nuestra vida lo que es destructivo. No es la vida la que nos marca lo que tenemos que hacer, somos nosotros los que dirigimos la vida y le damos sentido. Nosotros somos los responsables de construir el presente y el futuro. 

¿Cómo construir un Año Nuevo? 

Si dejamos que la sabiduría de Dios nos ayude, tendremos mejores resultados. Para ello podemos tomar en cuenta lo que Jesús nos dice en el evangelio de Mateo 7,21,24-29. La primera parte nos recuerda que las palabras no son suficientes para tener logros. 

Es muy fácil hablar, prometer, decir propósitos, pero lo difícil es ponerlos en práctica. Quizá por eso hay tantas personas que hacen buenos propósitos, pero nunca los ven realizados. Bien decía Jesús: “No todo el que me diga ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” 

Las obras son fundamentales 

“Los propósitos y la oración van acompañados de obras”. Con estas palabras comprendemos perfectamente que no es suficiente hacer oración o invocar el nombre de Dios para transformar la vida o hacer frente a los retos y obstáculos. Hacer un propósito o invocar el nombre de Dios exige tener una actitud de esfuerzo, trabajo y disponibilidad que convierten los pensamientos en acciones. 

Lo fácil o lo difícil 

Lo fácil no cuesta trabajo, no exige constancia ni esfuerzo. Quizá por eso la mayoría de las personas buscan ese camino y se conforman con pocos resultados. Es más fácil estar descansando que hacer algo de provecho; es más fácil pasar año con 6 de calificación que obtener un 10; es más fácil tener la casa sucia que arreglada y presentada; es más fácil relacionarse sólo con los que me caen bien que ampliar mi grupo de conocidos; es más fácil ver la televisión que leer un libro; es más fácil salir a jugar que estudiar o tomar un curso; es más fácil hacerse una operación de liposucción que hacer ejercicio; es más fácil divorciarse que luchar por el matrimonio; es más fácil alimentar sólo el cuerpo que el espíritu. 

Muchos buscan siempre lo más fácil, lo más cómodo, pero ese no es el camino del éxito ni del crecimiento. Así lo expresa Cristo cuando dice: “El que escucha mis palabras y no las pone en práctica, se parece a un hombre necio que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”. 

Construyendo sobre arena 

Construir sobre arena es fácil. No es necesario hacer una excavación, no es necesario picar piedra. Esa frase representa a quienes quieren obtener algo rápido y sin esfuerzo. Lamentablemente, los resultados de una actitud así no son los mejores. Cristo lo advierte cuando compara la destrucción y ruina de una casa, con el desmoronamiento o ruina a la que llegan muchas personas en su vida por haber buscado un camino fácil. 

En estos días de inicio de año no faltan algunos cristianos que buscan el éxito de un nuevo año sólo haciendo oración el día último o el día primero, pero todo el año se olvidan de Dios. Tampoco faltan los cristianos que, por ignorancia, creen que siguiendo determinados rituales mágicos estará seguro y mejor el nuevo año. 

Así, se comen las 12 uvas, se ponen ropa interior roja, prenden velas doradas, colocan cuarzos, colocan figuras de borregos en su casa, pasean maletas, etc. Esperan grandes cambios, pero al cimentar su futuro en supersticiones que son como arena, terminan sin recibir nada, con sus ilusiones y esperanzas destruidas, con el ánimo por los suelos y abatidos por los problemas y dificultades que, como los huracanes y sismos, destruyen las casas mal construidas. ¿Valdrá la pena preparar y provocar nuestra destrucción? 

ALETEIA

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