La creación de este “estado de opinión pública” forma parte de un proceso que hunde sus raíces en el origen de la transición española.
Las comunidades islámicas, especialmente las de origen converso, siempre han tenido este asunto en el horizonte de sus aspiraciones. Lo que sí es novedoso es su decidida apuesta por implicarse en un debate político en torno a la expropiación del templo, asociándose con otros actores en la “Plataforma Mezquita-Catedral de Córdoba: patrimonio de tod@s”.
1. Reivindicación histórica del islam en España
El uso compartido de la catedral de Córdoba ha sido considerado desde hace más de treinta años como un símbolo para muchos musulmanes. En España, la entidad “Junta Islámica” y su presidente, Mansur Escudero (desparecido en 2013), han sido sus promotores.
De este modo, la reivindicación no es nueva y corre paralela al desarrollo del islam en España. El rezo islámico en la catedral se ha venido produciendo en un marco institucional y diplomático, como gesto de acogida a distintos representantes del mundo árabe islámico en nuestro país. Desde 1974 a 1991, reyes, príncipes saudíes y dignatarios han gozado de este privilegio.
Fuera de este contexto, Junta Islámica ha insistido en solicitar que estas excepciones se transformaran en algo “normalizado”. Es decir, que se permitiese de facto el uso compartido de la catedral para todos los musulmanes.
Las autoridades eclesiásticas han tratado de hacer comprender la naturaleza de la catedral como templo católico en uso y no como espacio histórico desacralizado. Es decir, que es un templo donde Cristo, hijo de Dios vivo, está presente en el Sagrario. Algo que la confesión musulmana rechaza explícitamente. No obstante, la Iglesia nunca se ha negado a que tal rezo pudiese hacerse de modo individual.
Tras los Acuerdos de 1992 del Estado español con la confesión islámica, esta cuestión sufrió un cambio importante. Como religión oficialmente reconocida, Junta Islámica consideró que la petición del uso compartido excedía el ámbito del diálogo interreligioso.
Debía plantearse como un derecho ligado a la libertad religiosa de los musulmanes. Como reivindicación de un pasado históricamente enajenado al islam en España en favor de la religión católica. Es en esta clave política como han sido entendidos los gestos de entendimiento realizados sucesivamente por Juan Pablo II y Benedicto XVI.
De este modo, el diálogo interreligioso ha sido el pretexto esgrimido por un sector de los musulmanes para “negociar” la recuperación de un espacio al que “histórica” y “constitucionalmente” creen que tienen derecho. Han pasado de solicitar el rezo colectivo a la conversión de la catedral de Córdoba en un “templo ecuménico”, símbolo de la convivencia pacífica de los distintos credos reconocidos en España.
La posición de la Iglesia católica siempre ha sido favorable a un clima de concordia y diálogo con los musulmanes, al respeto de sus derechos como creyentes que merecen espacios de oración dignos. Y ha incidido en la necesidad de que los cristianos que viven en países de mayoría musulmana gocen de estos mismos derechos.
Asimismo, ha subrayado claramente que las presiones ejercidas para hacer efectiva la petición del uso compartido no contribuyen a la concordia, especialmente teniendo en cuenta que es la Iglesia católica la que posee los títulos jurídicos fehacientes sobre el uso exclusivo de la catedral
ALETEIA
Pues no señor: la catedral de Córdoba ha sido consagrada al verdadero Dios, y lo que es del Señor no se toca, es sagrado ¿Dónde hay que firmar?
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