Testigos de la presencia transformadora del Reino: «Venga a
nosotros tu Reino» es la súplica ininterrumpida de todas las comunidades
religiosas, de aquellos que somos pobres, vírgenes, obedientes porque percibimos
el dinamismo de la presencia anticipada y germinal del Reino y para
que este Reinado de Dios sea efectivamente instaurado sobre todo en los
pobres de espíritu.
Impacientes por la instauración del Reino invitamos a todos los
pueblos a aplaudir festivamente al Señor, Emperador de toda la tierra. Todos
los hombres han sido elegidos para formar parte de la nueva humanidad y
compartir la promesa y bendición hecha a Abraham.
Testigos de esta presencia transformadora, intentemos contagiar
una experiencia capaz de cambiar de signo el derrotismo, la desesperanza y la
angustia vital de nuestros hermanos.

Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL.
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
El nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
El nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
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