Monición
Ahora
que vamos a iniciar un nuevo día, una nueva oportunidad, vamos a detenernos y
orar. Orar junto con los hombres y mujeres de nuestro mundo y de otras
latitudes…, con nuestras hermanas que en países lejanos, anuncian la BUENA
NOTICIA DEL EVANGELIO. También con aquellos que habitan esas mismas tierras con
sus penurias y sus esfuerzos por la supervivencia. Vamos a pedir sabiduría para
saber juzgar rectamente la historia presente, agitada y complicada aunque no
para todos iguales.
Queremos
ser personas lúcidas y cercanas a los que con nosotras recorren el mismo
camino, el que hizo Jesús al lado del Padre, aunque cada uno trace sendas
diferentes a las nuestras. Que no nos falte ni la fuerza ni la esperanza para
trabajar por un mundo mejor. Que no nos traicionen las prisas por llegar pronto
a la meta. Porque sabemos que el tiempo y la historia están en buenas manos.
Las manos de un Padre que todo lo hizo bello, que todo lo hizo bueno.
SANTOS CARLOS LWANGA y
COMPAÑEROS, mártires. (MEMORIA)
Durante los años 1885 a 1887,
muchos cristianos sufrieron la muerte en Uganda, por orden del rey Mwanga, en
odio a su religión; algunos de ellos servían en la misma corte real o eran
adictos a la persona del rey. Entre ellos destacan Carlos Lwanga y sus veintiún
compañeros, los cuales, con una adhesión inquebrantable a la fe católica,
fueron decapitados unos, otros quemados, por el hecho de no haber querido
someterse a los impúdicos deseos del rey.
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