FIESTA DE SAN JUAN BAUTISTA EN SU DEGOLLACIÓN



Juan Bautista tiene rango de solemnidad, que es el más alto. Se celebra el día de su nacimiento, y el de su muerte o "dies natalis", que se considera como el día de su nacimiento a la gloria o vida de Dios. En el caso de san Juan se celebran los dos: el nacimiento, y su martirio, el 29 de agosto, la Degollación de san Juan Bautista. El culto a san Juan, a través de la historia ha estado muy extendido y su iconografía es muy abundante. 

Lo primero que destaca en san Juan Bautista es su personalidad. Recia y austera como un hombre del desierto, forjado a la intemperie y la sobriedad en el comer. Vestido con piel de camello, se nos dice, y comiendo miel silvestre y saltamontes. Tal vez acostumbrado a la fuerte disciplina de los esenios y a su espiritualidad de élite.
Sabemos de su valentía al echar en cara a Herodes su vida y del testimonio definitivo de su martirio. Esto completa y sella la personalidad de Juan Bautista. Recia, austera y valiente la figura de san Juan. Dos signos detectan la misión de este último profeta.
El primero es el bautismo para la remisión de los pecados. Predicaba y administraba el bautismo de penitencia. Era la voz que gritaba en el desierto el arrepentimiento de los pecados, la conversión o el cambio a una nueva vida. 
El segundo signo o gesto de este hombre está muy representado en la iconografía cristiana de todos los tiempos. Ese es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo, ése es al que hay que seguir, él es el Salvador y el que trae el Espíritu Santo de Dios.
Juan es bautista y precursor, misión que ha quedado plasmada en los dos signos comentados anteriormente. Juan predicaba y exigía una conversión que se condensaba en el bautismo para la remisión de los pecados. 

Vivir en la verdad no es fácil. Es más fácil disimular, no decir las cosas claras, aparentar. Y ante el poderoso injusto, lo fácil es adular, callar y consentir. No era así Juan: vivía en la verdad, y por ser fiel a la verdad habló claro, también a los poderosos. Y por eso perdió la vida. Como tantos profetas, como tantos mártires.

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