INTENTOS DE DESLUCIR EL VIAJE DEL PAPA A MÉXICO


Diez millones de personas asistieron a ver el paso del Papa o formando parte -como voluntarios- en las vallas de seguridad durante los recorridos que hizo el Papa en su estancia en México, ha informado la Conferencia del Episcopado Mexicano, quien fue la encargada de repartir los 850.000 boletos para acudir a los eventos cerrados donde participó Francisco.

Según cifras televisivas, 84 millones de mexicanos vieron a través de la pequeña pantalla la visita papal, lo que la convierte en el acontecimiento más visto en los últimos años por los telespectadores de México.

Y miles se quedaron con las ganas de poder participar en este viaje “de transfiguración” que dijo el propio Francisco en el Ángelus del domingo pasado, en Roma.

Intentos de deslucir la visita

La “fe franca y robusta” del pueblo mexicano no se vio empañada por los intentos de “secuestrar” la visita papal, o al menos de absorberla por grupos de poder económico, políticos o mediático (en general, los tres en conjunto).

El “trending topic” de la semana pasada en México fue, justamente, la cercanía de Francisco con un pueblo que se le entregó bajo el grito “Francisco, hermano, ya eres mexicano”, que tanto impresionó, también, a san Juan Pablo II en sus cinco viajes a tierra azteca.

“Sin embargo, hubo contrastes que intentaron deslucir esta visita.Los errores logísticos y la desorganización tensionaron aspectos, incitando más el protagonismo de responsables, devaluando la eficiencia, demeritando el toque de impecabilidad en el proceso organizativo, pocas manos concentraron demasiadas funciones poniendo en riesgo la efectiva preparación y diligente cuidado que debería haber correspondido a cada una de las diócesis visitadas por el Papa”, subrayó en su editorial del domingo el periódico Desde la Fe, órgano oficial de la arquidiócesis de México.

Para este semanario “los anquilosados defensores del laicismo, todavía responsables en cargos públicos, se quedaron en la rancia época del sometimiento contra la Iglesia”.

En las páginas de comentarios de los periódicos y en las columnas de editorialistas mexicanos se habló –incluso—de que durante las dos horas que duró la misa en la Basílica de Guadalupe, el país estuvo “sin Presidente”, dado que el titular del poder ejecutivo, Enrique Peña Nieto, y su familia estuvieron presentes.

Se abre el debate sobre libertad religiosa

Para el semanario Desde la Fe, “las enseñanzas del Santo Padre advirtieron el peligro del atrincheramiento como esclerosis institucional paralizante, aún esos apolillados defensores del Estado laicista, que no laico, están empecinados en negar la plenitud de la libertad religiosa, todavía predominante en nuestra legislación cuando se solicita permiso a la autoridad para transmitir actos de culto público en medios de comunicación electrónicos, se impide el derecho humano de educación religiosa, se desdeña la objeción de conciencia o se tiene a los ministros de culto como ciudadanos de segunda al impedir el derecho de reunión para opiniones políticas”.

Lo cierto es que, como escribía en una columna reciente en Aleteiael filósofo mexicano Rodrigo Guerra, este punto es el que de ahora en adelante será determinante en la relación entre la Iglesia católica y el Estado mexicano; un punto de inflexión y de discusión que deja –entre otros muchos—la visita de Francisco al segundo país con mayor número de católicos del mundo, célebre, también, por el anticlericalismo de algunos sectores oficiales y de la prensa.

Aleteia

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