EL FUTURO ABIERTO
“Del sepulcro se han
llevado a mi Señor
y no acierto a saber
donde está puesto”.
Tal fue el grito de
alarma en la mañana
que rompía los
descansos rituales
y urgía a repensar
los proyectos imposibles
en futuros de
orfandad y desaliento.
Fue la
voz de la sorpresa
que
atenaza y agarrota
las
fuerzas que nacieron junto al lago
y se
fueron forjando entre sueños de poder
y
asombros impensables.
El sepulcro está
vacío en la mañana
y la muerte
languidece,
vencida para siempre
por la vida.
Pero hay
algo que serpea en el asombro:
el Señor
se ha liberado por sí mismo
de las
vendas funerales y el sudario inmaculado
empapado
en aromas de urgencia y de temblores.
Aún no sabemos los
caminos
que ha podido tomar
el que es Camino,
pero sabemos que su
Vida
ha de ser ya para
siempre
un germen de Verdad y
de esperanza.
La tumba
está vacía
y el
futuro queda abierto
a la
tarea que aguarda cada día
a todos
los que crean y confiesen
la
aventura del Señor Resucitado.
José-Román
Flecha Andrés
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