Dame el sonido de la campana silenciosa que quiebra la noche y abre el día. Sea en tu mano badajo de bronce que clama en el espacio el himno de tu gloria. Que mi vida sea referencia para ti, que te muestre siendo testigo de la alegría de tu evangelio. Alaba, alma mía, al Señor, alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista.
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