LA PROTECCIÓN DE LOS MENORES


La inocencia es una virtud de la infancia. Sin embargo, es una característica que, al mismo tiempo, hace que sean un sector de la población extremadamente vulnerable. La protección de los menores es una responsabilidad de todos los agentes sociales. Desde su entorno más cercano, como es la familia, hasta la escuela, la parroquia o los medios de comunicación.

La Santa Sede lanzó hace pocos meses el portal sobre protección de menores para poner recursos a disposición y sobretodo, para promover una cultura de la protección :http://www.protectionofminors.va/

Siguiendo las recomendaciones de esta comisión para propiciar iniciativas de protección para los menores y adultos vulnerables especialmente en las iglesias locales.

Los casos de acoso sexual de menores son una realidad social tan silenciada como frecuente en el mundo actual. Esta grave problemática social ha centrado esta semana un coloquio organizado por la Fundación Casa de la Misericordia de Barcelona. Bajo el título “Iniciativas para la protección de menores”, un grupo de profesionales expertos debatieron las medidas para luchar contra esta realidad poniendo los casos reales sobre la mesa. Entre los participantes, médicos, profesores, sacerdotes, periodistas, representantes de organizaciones no gubernamentales; muchos de ellos padres.

Este tema es uno de las preocupaciones prioritarias del Papa Francisco. Es por este motivo que, desde 2013, se ha desarrollado en la Santa Sede la Comisión Pontificia para la Tutela de Menores.

Bajo su punto de vista y sobre la mesa, elementos destacados sobre la realidad actual y medidas e iniciativas de protección del menor. Las principales ideas sobre la realidad actual y medidas e iniciativas de protección del menor:

• Luchar contra el individualismo y el relativismo: valores imperantes en la sociedad actual, según el Dr. Costa, que llevan al narcicismo. Es importante que, ante esta realidad que lleva a que las personas sólo aspiren a satisfacer sus deseos, se eduque en la espiritualidad.

• Educación y conocimiento: en la belleza y la espiritualidad. Los abusos, según explican los citados expertos, no son fortuitos. Se trata de actos premeditados y en los que el agresor ha reflexionado mucho antes de que se den.

• Ser conscientes de la silenciación de esta realidad. Todos los profesionales coinciden en la dificultad de detectar la existencia de estos abusos en algunos niños. En muchos casos, de hecho, los viven en su entorno más cercano y todo lo que tiene que ver con el hecho en se envuelve de secretismo.

• Más frecuente de lo que se cree: es cierto que existen colectivos más vulnerables que otros a que se den casos de abusos a menores, sin embargo, tienen lugar en todos los entornos

• En cualquier perfil: es necesario socialmente romper el mito del perfil del agresor masculino adulto. Aunque éste se da en muchos casos, el agresor puede ser menor, puede ser mujer y puede no estar en un entorno desestructurado; otro motivo por el que es muy complicado detectar externamente algunas de estas situaciones.

• La victimización: causada tanto por el hecho mismo provocado por el abusador como posteriormente, cuando las personas que tratan a la víctima provocan lo que se llama una victimización secundaria, y, en el proceso de resolver y/o tratar el caso, hacen que la víctima los recuerde con efectos claramente negativos.

• La familia: contar con un entorno afectivo fuerte y que permite a los niños saber cuáles son los límites de la afectividad fraterna tener claro cuándo se superan.

• De víctima a agresor: los profesionales participantes destacaron cómo una situación tan grave que marca un antes y un después en una vida, puede darse en la víctima años más tarde.

• El papel de los medios de comunicación: el haber destapado muchos casos hace que el rol de los medios contribuya de forma positiva a la lucha contra el abuso de menores. Sin embargo, la forma cómo se tratan estas situaciones y cómo se habla de ellas públicamente no siempre contribuye a la protección de las víctimas.

• Los colectivos vulnerables: más allá de los niños, todas aquellas personas que, por sus capacidades, puedan caer fácilmente en el hechizo de un agresor, son público a proteger.

Aleteia

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