TIMOTEO Y TITO, DISCÍPULOS DE SAN PABLO

Resultado de imagen de discípulos de san pablo Timoteo y tito

Un buen maestro puede dejar marcada para siempre la vida de un discípulo. O de más de uno. Pablo de Tarso fue, sin duda, un personaje excepcional. Pero algunos de sus discípulos, crecidos a su sombra, han contribuido a honrar la memoria del maestro. Eso ocurre con Timoteo y con Tito.

Los dos eran originarios de aquellos territorios helenistas que hoy ocupa la actual Turquía. Los dos siguieron a Pablo compartiendo la misma fe, el mismo entusiasmo y las mismas dificultades en la misión. Los dos recibieron de él el encargo de guiar a las jóvenes comunidades cristianas que iban surgiendo a su paso. A los dos añora cuando están lejos. A los dos envía sendos mensajes, llenos de afecto y de sabiduría.

Timoteo nacido de padre griego y de madre judía, había sido educado desde niño en el conocimiento de las Sagradas Escrituras (2Tm 3, 15). Seguramente había aceptado la fe en el Mesías Jesús junto con su abuela y con su madre. San Pablo recordará siempre la fe de aquella familia: «Evoco el recuerdo de la fe sincera que tú tienes, fe que arraigó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y sé que también ha arraigado en ti» (2Tm 1, 5).

Junto a Timoteo, la liturgia de este día nos recuerda la figura de Tito. Tito era griego, del amplio mundo helénico, posiblemente oriundo de Cilicia. Pablo le llama su auténtico hijo, según la fe común (Tt 1, 4). Durante veinte años estuvo colaborando con Pablo.

Tito habría de ser no sólo un buen creyente, sino también un compañero fiable y un hábil pacificador en los conflictos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario