
No tenemos que perder de vista esta compañía: nosotros no hacemos una Cuaresma nuestra. No estamos solos en la subida a la Pascua.
Cristo, que una vez y para siempre subió a la muerte para merecer la vida, sigue con nosotros y en nosotros el mismo camino. Hoy, con una actualidad misteriosa pero realísima, se nos hace compañero de viaje, para realizar en nosotros su Cuaresma y su Pascua, la obediencia y el triunfo, la muerte y la vida.
El, perseguido por sus adversarios,
incomprendido por sus discípulos,
leno de miedo y repugnancia ante la muerte,
derramando su vida en una muerte trágica,
para resucitar glorioso a su nueva vida de Kyrios, de Señor,
triunfador ya para siempre de la muerte.
incomprendido por sus discípulos,
leno de miedo y repugnancia ante la muerte,
derramando su vida en una muerte trágica,
para resucitar glorioso a su nueva vida de Kyrios, de Señor,
triunfador ya para siempre de la muerte.
Nosotros, perseguidos por la tentación y el pecado,
en choque abierto y doloroso con el mundo, la carne y el demonio,
llenos de miedo ante la renuncia y el sacrificio,
pero crucificados al mundo y a su mentalidad,
cara a la resurrección a una vida más fuerte y vigorosa
por los caminos de Dios, injertados en la vida pascual de Cristo.
en choque abierto y doloroso con el mundo, la carne y el demonio,
llenos de miedo ante la renuncia y el sacrificio,
pero crucificados al mundo y a su mentalidad,
cara a la resurrección a una vida más fuerte y vigorosa
por los caminos de Dios, injertados en la vida pascual de Cristo.
Tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad (Dom. de Ramos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario