SER LUZ PARA OTROS

Luces De Té, Mano, Iglesia, La Luz

Si somos cristianos es por un encuentro. No es la misma vida antes de conocer a Jesús que después. Antes de saber que Dios mismo se encarnó por nosotros y desde la profundidad de la miseria humana, confiando en el Padre, nos salvó a través de la Cruz. No es lo mismo. 

Nuestra vida se convierte en una misión. La misión de transmitir al resto de la humanidad la vida y hechos de Jesús. Ser luz para otros. Misión que muchas veces será incomprendida pero no por ser falsa sino por ser excesivamente verdadera. Es demasiado fuerte reconocer lo que Dios hace por nosotros y lo torpes que somos, a veces, con Él. La incomprensión no es del mensaje sino de nuestra paradójica vida.

Ser testimonio del encuentro, del regalo de la alegría eterna, de la fortaleza en la tribulación, de la confianza en nuestro caminar. Ser testimonio de esa verdad que, aunque desbordante, nos descubre el sentido de esta vida. Esa es nuestra misión.

En este camino de nuestra vida como creyentes en Jesús Resucitado, contamos con la protección y ayuda de nuestra Madre, María, Divina Pastora.

E Ignaciana

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