Como la cierva anhela
los arroyos
así te anhela mi ser,
Dios mío.
Mi ser tiene sed de
Dios, del Dios vivo,
¿cuándo podré ver tu
rostro?
Cuando mi vida se
vuelve gris,
cuando me pregunto:
'¿dónde estás?'
cuando me asalta la
nostalgia por tiempos mejores,
cuando desfallezco y
me siento apagado,
entonces me vuelvo a
ti, Dios mío.
Te preguntaré:
'¿dónde estás?'
Te diré: 'no me
olvides',
y tú me responderás.
De día me enviarás tu
amor
y de noche cantaré tu
canto
Cuando me sienta
cansado,
cuando me invada la
duda,
cuando me duelan las
cosas,
cuando me falte el
amor,
entonces me volveré a
ti, Dios mío.
Enviarás tu luz y tu
verdad
ellas me guiarán,
me llevarán por el
camino de la vida
y me darán la alegría
profunda,
la esperanza firme,
la luz única.
Inspirado en los
salmos 42 y 43
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