NECESITAMOS EL AUXLIO DE DIOS

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Una de las mayores dificultades que encuentra un maestro para enseñar a un niño algo nuevo es que el niño no acepte su ayuda para aprenderlo porque el niño crea que “él solo puede”. 

Algo parecido nos ocurre a todos muchas veces con nuestra relación con Dios. Creemos que solo con nuestro esfuerzo podemos crecer espiritualmente, que solo con puños podemos. Esta tentación ha existido siempre en la historia de la Iglesia y sigue existiendo hoy en día (como advierte el Papa Francisco en la exhortación apostólica gaudete et exsultate núm. 47-62). Contra ella, solo cabe aceptar humildemente que somos débiles y que necesitamos del auxilio de Dios para crecer en nuestra amistad con Él, ya que como nos advierte San Pablo “solo cuando somos débiles somos fuertes”. 

E Ignaciana

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