Margarita se despertó un día de esta semana y se asustó. "Mamá, ya no se puede salir. Estamos confinados en casa por el estado de alarma. Por el coronavirus", le dijo su hija Ina, que vive con ella.
Ina es uno de los siete hijos de Margarita Gil Baro, ya anciana, nacida un 4 de diciembre de 1935 en Jerez de la Frontera (Cádiz). Margarita tiene 84 años. Ha visto y ve las noticias, y está al tanto de la labor titánica que se está llevando a cabo en los hospitales de toda España. Sabe que ella misma pertenece al grupo de riesgo. Y sobre todo es consciente de que hay gente que se debate entre la vida y la muerte, y que hay gente que está muriendo por un enemigo que no se ve. Y sabe que hacen falta mascarillas. Muchas.
Por eso, desde este viernes, y con los cuatro metros de tela blanca forrada de algodón que tenía en casa, está cosiendo mascarillas para donarlas a los sanitarios que las necesitan. Este sábado de una tacada fabricó 50. Blancas. Simétricas, cosidas a máquina con sus cuatro tiras incluidas para atarlas. Perfectas, pero por lo que simbolizan y por la historia que Margarita, sin saberlo, ha cosido a cada una de ellas.
El Mundo
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