EL CORAZÓN DE CRISTO, TESTIGO DE ESPERANZA

Cascada, Arco Iris, Aerosol, El Agua


Hace ya unos cuantos años el cardenal Pironio escribía

«Los tiempos difíciles exigen hombres fuertes; es decir, que visan en la firmeza y la perseverancia de la esperanza. Para ello hacen falta hombres pobres y contemplativos, totalmente desposeídos de la seguridad personal para confiar solamente en Dios con una gran capacidad para descubrir cotidianamente el paso del Señor en la historia y para entregarse con alegría al servido de los hombres en la constitución de un mundo más fraterno Y más cristiano» (E. Pironio).

Estas palabras siguen teniendo hoy plena actualidad Las podemos hacer nuestras. Vamos a recorrerlas despacio: 

Nuestros tiempos siguen siendo difíciles, no ayudarla ver más allá de lo inmediato, a soñar sueños de futuro, donde germine la planta de la esperanza. 

Hacen falta personas nuevas, porque no está la solución en echar la culpa a las circunstancias, sino en preguntarnos cómo quiere el Espíritu que seamos hoy. 

Se marcan pautas: pobres, contemplativos, desposeídos de la autosuficiencia personal, confiados solamente en Dios, capaces de ver el paso de Dios en la historia. 

Quienes viven así abren caminos. Se empeñan en servir con alegría a todos aquellos para los que resulta tan difícil esperar porque nadie cuenta ni espera nada de ellos: los pobres, los marginados, los oprimidos, los desconsolados, los trabajadores que no ven reconocidos sus derechos. 

Encuentran su apoyo en el Corazón de Cristo, testigo de esperanza ayer, hoy y siempre.

Cipecar 




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