ESTA NAVIDAD SERÁ DIFERENTE


Es el eslogan publicitario de las Navidades de este extraño 2020. «Estas Navidades son diferentes, pero…» E insertamos aquí un recordatorio de lo que nos une y que precisamente esa marca nos puede proporcionar o nos quiere recordar.


Y yo me pregunto, ¿cuándo unas Navidades se han parecido a otras? Sí, es cierto que ciertos rituales van a cambiar este año. Campanadas sin eventos masivos, cabalgatas estáticas o sin cabalgatas, cenas reducidas, misas adelantadas, más horas de Zoom o videollamadas… Pero pensando en mis Navidades de otros años, lo cierto es que todos los años son diferentes. Este año lo vamos a notar más, lo vamos a notar todos a la vez. Pero lo cierto es que nos puede ayudar a reflexionar sobre cómo cada año las Navidades son diferentes.

Porque el recorrido de todo un año nos cambia. Incluso cuando una pandemia no ha irrumpido en nuestra vida como ha sucedido este año. Todos los años hasta ahora han sido diferentes. Algunos incluso no los hemos podido pasar en casa, con familiares o –los famosos e incomprendidos– allegados. Otros nos han pillado en un momento personal bajo, en el que nos apetecía pijama y a la cama prontito, o todo lo contrario para sacudirnos las tristezas. O teníamos motivos para celebrar por todo lo alto.

Algunas Navidades nos sorprendieron y otras nos reconfortaron con la repetición de ritos y rutinas familiares que solo se dan estos días pero que nos empujan a lo cotidiano con la fortaleza de sabernos vinculados a muchos que nos quieren y que estos días nos recuerdan. Son esas llamadas, cafés, cenas que solo ocurren estos días, pero que son auténticos y nos hablan de relaciones que se sostienen más allá de cuántas veces se hable o nos veamos. Este año será diferente, pero estos encuentros seguirán dándose, aunque sean virtuales.

Sí, Navidades diferentes. Pero desde aquella noche en Belén, ninguna Navidad ha sido igual. Porque cada año no es igual, porque nosotros seguimos cambiando, claro. Pero porque también cada Navidad recordamos de un modo distinto todo aquello que nos une y nos convoca. Siguiendo rutinas, pero viviéndolas con mayor profundidad, con más ganas o menos, pero volviendo una y otra vez a un Misterio, el de Dios hecho hombre que nos cambia año tras año. Que no nos deja indiferentes.

Estas Navidades son diferentes, sí. Las siguientes también lo serán. Y las siguientes. Y ojalá cada año lo sea y descubramos con asombro como el Misterio sigue habitando nuestras vidas de un modo nuevo, esperanzador, abierto a acogernos con todas nuestras vicisitudes y cambios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario