¿ QUIÉN ESPERA A QUIÉN?


Estamos en el tiempo de la espera y la esperanza, de las búsquedas y los silencios. El tiempo de mirar alrededor y descubrir que Dios sigue viniendo. Siempre. Por caminos insospechados. A nuestras vidas. Ahora.

Sí, Señor, te esperamos. Con esperanza, con impaciencia, con inquietud e ilusión. Porque seguimos necesitando adivinar en qué rincones te escondes, cuándo te cruzas con nosotros, en qué palabras nos hablas con ternura o con urgencia. 

Te esperamos porque a veces la vida se nos viene encima, y vivimos acelerados, agobiados, inseguros o sordos. 

Anhelamos que te hagas más presente, que tu evangelio sea, al fin, buena noticia para tantos… Soñamos que te hagas, una vez más, amigo, maestro, señor en nuestras vidas. Te esperamos porque tantas veces te intuimos y otras tantas te nos escapas. 

Enséñanos a no desesperar, a preguntar dónde estás, a seguirte buscando, siempre.


 

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