SOLTAR LASTRE


A veces vamos por la vida prematuramente encorvados, encogidos por peso innecesario, vueltos hacia dentro. Nos abruma alguna que otra losa. Sepultados en vida, en la fosa de los temores, las indecisiones o las memorias hirientes. Víctimas de la tristeza, del prejuicio o de la inseguridad.

Dios es el que nos invita a dejar caer el peso muerto. A romper las cadenas que aprisionan. A remontar el vuelo. Dios es el que nos tiende la mano y nos libera de lápidas innecesarias. Es el que nos enseña a salvar obstáculos, a derribar los muros de la prisión interior. A plantarle cara a los temores y sacudirnos el yugo de lo innecesario. Y lo sorprendente es que a veces es más fácil de lo que parece. Solo hay que intentarlo, confiando en que no vamos solos.

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