POR LOS CAMINOS DE JESÚS

Peregrinación a Tierra Santa y Jordania 2015
                                                               28 de Enero al 7 de Febrero

“Id a Galilea, allí me veréis”

Allí es Tiberiades, o Mar de Galilea. Travesía en barco por el Lago y oración emocionada con relatos evangélicos e interpretando y danzando al ritmo de la música que, sin duda, también Jesús escuchaba.
      





        
Pisar la Tierra de Jesús, un sueño, una certeza, una experiencia.
· Conocer su paisaje duro y  sorprendente, montañas, excavaciones -como en Qumran-, y llanuras; desiertos y oasis, bellas puestas de sol y radiantes amaneceres.





- Entrar en las ciudades, pueblos y aldeas y poner en ellas todos los sentidos para contemplar, la pobreza  del Nacimiento en Belén, la sencillez de Nazaret, el calor de los amigos de Betania… y el dolor de Pedro por negar al Maestro, “in Gallicantu” que recuerda la mirada de Jesús y el arrepentimiento  de su amigo.



¡Y los Encuentros!

El Primado de Pedro, confesando su amor al Maestro.
Ein Karem–María e Isabel. El encuentro del canto del Magníficat, y el gozo de Jesús y Juan en el seno materno.




































Y hablar de Tierra Santa es hablar de Oración. Cada espacio, cada rincón habla de los diálogos de Jesús con su Padre y sus discípulos. Y casi siempre en el Monte.

Monte Tabor, Monte de las Bienaventuranzas, Monte de los Olivos… Río Jordán.






“Este es mi Hijo, escuchadle”.




Y así, todos hicimos memoria de nuestro Bautismo en el  Río Jordán; 

















los matrimonios, su compromiso de fidelidad y entrega en Caná de Galilea; 



Las religiosas, nuestra consagración en la Gruta de la Anunciación; 






























y el padre Gabriel, capuchino, su 50 aniversario de la ordenación sacerdotal , en el Cenáculo franciscano.










Lugares tan cargados de amor como de dolor, que es imposible pasar por ellos sin “palpar” la presencia de Jesús.
La pequeña Capilla de Dominus Flevit donde Jesús llora sobre Jerusalén: “Cuántas veces quise acogerte como la gallina acoge a sus polluelos, y no quisiste”.





Y Getsemaní: “Padre, si es posible, aleja de mi este cáliz”.
Y la Gruta del Prendimiento, mazmorra fría e inhóspita de soledad terrible.


















Para llegar al Santo Sepulcro y escuchar la Gran Noticia:

“No está aquí, ha resucitado y va delante de vosotros para que llevéis el mensaje al mundo entero”.

María, acompaña tú mi caminar

Ella acompaña nuestra peregrinación como lo hizo con Jesús.
Contemplamos su vida de fe en Nazaret, Belén, Caná de Galilea…, y en Jerusalén acompañando a su Hijo por la Vía Dolorosa.


·        Difícil hacer una síntesis de los lugares recorridos; de la enseñanza recibida de nuestro excelente guía, maestro y hermano, el P. Rosendo, franciscano capuchino; de las celebraciones propias de cada lugar preparadas con exquisitos detalles fraternos.


·        Difícil hacer síntesis de la convivencia del grupo, integrado por 17 personas: sacerdotes, religiosas, matrimonios y laicos. Convivencia sencilla, alegre, generosa, cercana.

·        Difícil olvidar el gesto de la entrega de alimentos y el donativo económico dados a una religiosa española en Jerusalén que tiene a su cargo más de 200 niñas, desde los 5 años, sin percibir ninguna ayuda social.

Nos decía el P. Rosendo: “Una peregrinación sin ayuda a los pobres, es solo turismo”.
¡Y en Jerusalén hay tantos pobres…!

En Jordania subimos al Monte Nebo, Memorial de la muerte de  Moisés. Como él, contemplamos Tierra Prometida, Jericó, al lado del Jordán.


En Gerasa (Jerash), recorrimos las ruinas arqueológicas romanas del templo de Zeus y de Artemisa.
























Y más espectacular la visita a Petra, antigua ciudad nabatea a la que se accede a través del Desfiladero Siq, de casi dos kilómetros d e longitud. Y final del mismo, el TESORO. Ciudad encantada en la que d epronto aparece la historia de siglos, y la vida de los únicos pobladores, los beduinos habitan en haimas,y te hace soñar.








          

De regreso de Ammán disfrutamos  en el Mar Muerto de una temperatura muy agradable y de un agua… muy salada.


Regresamos del viaje con el corazón lleno de alegría  y con enorme agradecimiento al P.Rosendo; a Ángel, nuestro "ángel de la guarda"-médico- que veló por nuestra salud y nuestros "riesgos" en todo momento; a nuestras comunidades y a todas las hnas que han pensado en nosotras y nos han facilitado realizar esta extraordinaria experiencia. 

Contentas por haber convivido con un grupo cristiano maravilloso, y con el compromiso de transmitir el mensaje:

 “Id y contad a todos lo que habéis visto y oído”.

                                  Antonia Castro Panero

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