El Resucitado tiene el oficio de consolar. Va por ahí consolando; es a lo que se dedica. El Resucitado trae alegría y gozo a los que se aparece “como unos amigos suelen consolar a otros”.
Y es un maestro en su oficio. ...Consuela a su santa Madre, que lo acompañó hasta la cruz; consuela a la Magdalena, que lloraba ante el sepulcro; consuela a sus discípulos en el cenáculo, llenos de miedo y de arrepentimiento por el abandono. Su consuelo nos trae perdón, paz, alegría…
Tenemos un buen Maestro. Y cuenta con nosotros para que seamos aprendices suyos en este oficio de consolar, de llevar a otros el mismo gozo que hemos recibido de Él.
E Ignaciana
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