Engendrar una vida nueva


La vida no es fácil, por mucho que, actualmente, nos empeñamos en intentar hacerlo todo fácil, divertido y simple, para ahorrarnos problemas y dolores de cabeza. No, paradójicamente, la lógica del amor nunca es fácil ni simple; y a veces, ni siquiera divertida. Y en esta vida todos estamos llamados a amar y ser amados, y eso es lo fundamental.
Hay muchos momentos de dureza en los que podemos experimentar las dificultades de vivir. Situaciones en las que sentimos que la vida se nos quiebra, se nos rompe o se nos hace, incluso, insoportable. Una enfermedad inesperada, la pérdida de alguien querido, una ruptura profesional, un desencanto emocional, los conflictos y las guerras personales y sociales, o el banal hecho de levantarse cada mañana y sentir el tedio de la rutina cotidiana, a la que no terminamos de encontrar sentido. La angustia, el miedo y la ansiedad nos bloquean y nos dificultan poder encontrar una salida. Pero incluso en los momentos más oscuros, hay una brizna de luz y de esperanza que nos aguarda. Todo tiene un sentido ...., si uno es capaz de levantar la cabeza y darse cuenta .... percibiendo, entonces sí, la posibilidad de poderse liberar. Ahora bien, tampoco esto se improvisa. A menudo nos pide un trabajo largo y constante de verdadera "conexión" con nuestro yo más profundo, en vez de vivir permanentemente entretenidos huyendo de lo que somos, para distraernos y evadirnos cuanto más y mejor.
El tiempo de adviento nos invita a hacer este trabajo de vinculación con nuestro interior, para procrear en nosotros una vida nueva, más llena de sentido, más libre, más feliz.
Un tiempo para vaciarnos de todo aquello que nos dificulta poder levantar la cabeza para contemplarnos y contemplar el mundo, preguntándonos: ¿qué estamos haciendo con nuestra vida?, ¿qué tipo de vida nueva queremos engendrar?.»

Mar Galceran

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